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13, septiembre 2015 - 22:56

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POR HORACIO SOTO CASTRO
FOTOS: ALEJANDRO VILLA

LOS novillos Conscripto y Heroico le permitieron al aguascalentense Javier Castro entrar en el cuadro de honor de la temporada de novilladas en la Plaza México al cortar la única oreja, que pudieron ser dos, en el undécimo festejo, tras una más que meritoria actuación, pues cuajó dos faenas de distinto corte y variadas, pero con el sello de valor y enjundia, con deseos de convertirse en un torero importante.
Por lo pronto, ya tomó el camino hacia la cima, primero en su presentación en la Plaza México y luego en el festejo en España y ayer nuevamente en el embudo de Insurgentes, donde podría repetir en el cerrojazo del serial chico.
El desempeño que tuvo ayer en el coso dista mucho del que tuvo en su presentación, ya que ahora se le vio más confiado, seguro, pensando bien lo que hacía. Con valor, muy variado y muy templados y largos los muletazos que le corearon con fuerza. No nos sorprendería que la empresa lo pusiera en el cartel de triunfadores del próximo domingo con los novillos de Barralva.
En su primero, como todo un conscripto se fue valiente a portagayola y ahí ejecutar tres largas cambiadas y complementar su labor con una serie de gaoneras ajustadas. Para después de la suerte de varas torear por tafalleras ajustadas.
Buen novillo le correspondió, y aunque un tanto despegado lo llevó templado y mejores fueron los naturales, ajustados y con temple. Ya para el final ejecutó dos dosantinas dibujadas y matar de estocada para que se le otorgara una oreja y palmas al novillo. Y de las alturas cayeron las vibrantes dianas.
A su segundo también le hilvanó varias largas afaroladas y quitó por tafalleras. En el centro del ruedo citó a Heroico para péndulo y sin moverse se pasó al novillo por la espalda. Muletazos con la zurda de mucha calidad. Se confió el diestro y fue empitonado, pero sin nada que lamentar. Predominaron los naturales, pero los ayudados también tuvieron un lugar distinguido. Mató de media y el novillo tardó en doblar y escuchó un aviso y se retiró entre palmas.

ALTERNANTES
Había interés por ver a Antonio Mendoza luego de su distinguida actuación en las Ventas de Madrid, pero los astados que le correspondieron no le dieron pábulo para el lucimiento. Abrió plaza el astado más hecho del encierro, un torito. Tuvo una labor aseada, frente a un astado con poca transmisión, pero él mantuvo sus buenas maneras con capa y muleta, pero mal a la hora de matar y escuchó dos avisos. Su segundo también fue un astado soso, deslucido, que tampoco le dio opciones para el triunfo. Se retiró en silencio.
El lagunero Gerardo Solís se desbordó en entusiasmo y quiso comerse el pastel como si fuera una rebanada. Estuvo muy variado y valiente y gusto al público, pero había que dejar que saborearan lo que estaba realizando. De entrada en el centro del ruedo se echó el capote a la espalda, sumó nueve gaoneras, unas más ajustadas que otras. Luego quitó por chicuelinas combinadas con gaoneras. Cubrió el tercio de banderillas, dejando ver sus facultades y buena ejecución, y con la muleta ayudados y naturales de buen trazo y temple y terminó con manoletinas y mal a la hora de matar y escuchó dos avisos. Con el que cerró plaza bajo ligera lluvia y viento poco pudo hacer. Cubrió el segundo tercio y escuchó dianas. Se lo brindó al matador Arturo Gilio. Toreó por ambos lados, pero sin nada especial y mató pronto.

MARRÓN
El encierro de Marrón estuvo bien presentado, pero de juego irregular. Con cuatro que se dejaron torear y los dos de Mendoza, que no colaboraron. Todos fueron a los caballos y recargaron sin matarse en el peto.
La entrada no acaba de romper, además de que la tarde se nubló y hubo amenaza de lluvia y solamente cayeron ligeras gotas.