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Mira

15, septiembre 2015 - 9:03

┃ Manuel Gómez

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LAS malas noticias persiguieron a Miguel Herrera en los últimos meses. A la inesperada salida de la Selección Nacional se sumaron pasajes complicados de salud, que golpearon a su familia. Primero su padre, luego una de sus hijas. Todo ha vuelto a la calma en el entorno del “Piojo”, quien hoy volverá a revivir en casa la fiesta del Grito de Independencia.
“Tuvimos una rachita de estar en hospitales”, comparte el estratega al Diario de los Deportistas. “Mi papá y mi hija Mishelle tuvieron que ser hospitalizados, pero gracias a Dios los dos ya están bien”, celebra, luego de la apendicitis que experimentó la muchacha.
Ahora el pozole, las tostadas y los antojitos mexicanos volverán en el menú de la familia. “Deseo a todos que sea una buena noche nacional y por siempre que viva México, en todos los aspectos”, expresa durante la charla con ESTO.
Hoy Miguel descansa y está más cerca de sus seres queridos. El “año sabático” le permite recuperar algunas actividades que había dejado de hacer ante tantas responsabilidades asumidas a partir de su cargo como entrenador nacional.
Pese a ello, no deja de ver futbol y “estoy al pendiente de todo lo que sucede en el mundo entero”, asegura sonriente. “Tengo esa mala costumbre, que nunca se me va a quitar, de vivir de la patada, porque el futbol es mi pasión, como también estuve al pendiente del básquetbol, de todo lo que sucedió con México”, añade. “Veo el box, el futbol americano y también estoy resolviendo asuntos personales”.
Ahora ve con nostalgia lo que acontece en torno a la Selección Mexicana. Imposible dejar de pensar en el ambiente que generó.
“Le deseo la mejor de las suertes”, dice el ya no tan popular “Piojo”. “‘Tuca’ es un excelente técnico, con el que he platicado, y no tengo duda de que México estará en la Copa Confederaciones”, argumenta Miguel, quien ya es abuelo, algo que valora como ninguno. “Estoy muy contento. Ser abuelo es algo indescriptible, es la confirmación de la reproducción de los hijos, en este caso de mi hija, a quien como mujer la veo realizada, asumiendo la responsabilidad de mamá, mientras que a nosotros, su familia, nos ha llenado de mucha felicidad”, expone. “El pasado 31 de julio nació Óscar Miguel, quien es una bendición de Dios, es todo un angelito, es mi nieto, quien le ha dado un vuelco a la familia”, destaca con regocijo.
Miguel no encuentra palabras de cómo explicar lo que significa ser abuelo. “Te repito, es algo indescriptible, porque también junto con mi yerno, tuvimos la oportunidad de presenciar el parto, el nacimiento de mi nieto, y la verdad ha sido una experiencia inolvidable, sobre todo el ver cómo mi hija daba a luz a un bebé, quien se integra a la familia. Ha sido una bendición de Dios y ha llegado para llenar de felicidad los corazones de toda esta familia”.
Pañales, mamilas, ropa de bebé otra vez…
“Sí, con mucho orgullo, aunque nosotros, los abuelos, guardamos la distancia, porque tanto mi hija como mi yerno tienen esa responsabilidad, pero créeme que cargarlo es algo indescriptible”, concluye, resuelto a añadir otro motivo especial a esta celebración a la mexicana.

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