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Mira

21, septiembre 2015 - 10:44

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BARCELONA.- La plaga de lesiones, acentuada por la baja de larga duración de un comodín como Rafinha, ha obligado al técnico del Barcelona, Luis Enrique Martínez, a buscar soluciones en los rincones más recónditos de su fondo de armario y disimular, así, las carencias de una plantilla corta.
El primer equipo azulgrana deberá sobrevivir a un calendario diabólico con la disputa de al menos 18 partidos -19 si consigue el billete a la final del Mundial de Clubes- hasta el inicio del mes de enero, momento en el que Arda Turan y Aleix Vidal podrán debutar tras cumplir la sanción impuesta por la FIFA.
Más de cien días en los que el Barcelona deberá visitar estadios complicados como el Santiago Bernabéu, Mestalla y el Sánchez Pizjuán, y asegurarse el billete a los octavos de final de la Liga de Campeones.
Un maratón que el campeón del triplete deberá superar con un total de dieciocho jugadores de campo: nueve defensas (Douglas, Piqué, Alves, Alba, Mascherano, Bartra, Mathieu, Vermaelen y Adriano), cuatro centrocampistas (Busquets, Sergi Roberto, Iniesta y Rakitic) y cinco delantero (Messi, Neymar, Suárez, Sandro y Munir).
Goza el Barcelona de un once inicial competitivo, seguramente uno de los más completos del panorama europeo: Bravo o Ter Stegen, Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Busquets, Rakitic e Iniesta; Luis Suárez, Messi y Neymar.
En la zaga, Luis Enrique atesora alternativas suficientes en el banquillo para solventar imprevistos. Adriano y el reciclado Sergi Roberto pueden suplir a los laterales Alves y Alba, mientras que Mathieu, Bartra y el ahora lesionado Vermaelen son relevos de garantías para dos indiscutibles como Piqué y Mascherano.
Las opciones, sin embargo, decrecen considerablemente en la zona ancha y en la delantera. La baja de un todoterreno como Rafinha -que estará por lo menos seis meses en el dique seco- ha dejado en evidencia la falta de recursos del Barcelona.
Luis Enrique ha pasado de poseer a Xavi Hernández y Pedro Rodríguez como suplentes de lujo, a tener que recurrir a jóvenes como Munir El Haddadi y Sandro Ramírez, dos jugadores que el año pasado alternaban su participación en el filial, que descendió a la Segunda División B, con apariciones fugaces en el primer equipo.
En la temporada del triplete, el primero, jugó un total de 13 partidos como titular con un gol en su haber, mientras que el segundo jugó 14 partidos, todos ellos como suplente, en los que anotó un total de cinco goles.
Precisamente, ambos delanteros, cuya participación hasta la fecha había sido testimonial en este inicio de temporada, disputaron anoche ante el Levante los 90 minutos.
Sandro, un cazador de goles, dio descanso a Luis Suárez, mientras que Munir, un fino mediapunta zurdo, suplió a Andrés Iniesta. Su incidencia fue más bien discreta y el Barcelona se bastó de dos goles de ‘nueve’ de Marc Bartra y Neymar y un par de apariciones de Messi para sentenciar un encuentro sin historia (4-1).
“Me han gustado mucho Munir y Sandro. Son dos jugadores de futuro. Todos esperamos que marue dos o tres goles cada uno en cada partido, pero es difícil”, analizó anoche el técnico tras conseguir el pleno de victorias en la Liga (4 de 4).
Munir y Sandro, ambos de 20 años, no fueron las únicas novedades, anoche también fue el debut en la Liga de Gerard Gumbau, un centrocampista del filial que hace un año y medio jugaba en Primera Catalana con el Girona B.
Alto y sólido defensivamente, este mediocentro parece ser el elegido de Luis Enrique para reforzar el mermado fondo de armario del Barcelona. “Tiro del filial por narices, no hay más remedio”, decía el técnico azulgrana antes de recibir al Levante.
Gumbau ha pasado por delante de otro centrocampista como Sergi Samper, para muchos conocedores de La Masia, uno de los jugadores llamados a mantener en un futuro no muy lejano las esencias del fútbol azulgrana en la medular.
Su elección no parece ser aleatoria. Luis Enrique necesita jugadores de rendimiento inmediato que llenen urgentemente y de manera transitoria un fondo de armario vacío por las lesiones y la sanción de la FIFA. EFE