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Mira

21, septiembre 2015 - 23:55

┃ Fernando Schwartz

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POR FERNANDO SCHWARTZ

MILES de Clásicos se inventan en todo el mundo, pero en cada país, en cada liga, en cada región, sólo existe uno sublime, a nivel nacional, y ese es el América frente al Guadalajara. Los demás, sólo como los cerillos, diría mi abuela. El América, el anterior milloneta, crema y hoy un Águila que vuela frente a unas Chivas, el Rebaño Sagrado que ha sido sangrado en las últimas temporadas y que lo tiene sumido en el problema porcentual, América supo reinventarse. Cuando llegó Ricardo Peláez a la presidencia deportiva, las Águilas estaban en severos problemas de descenso. Basándose en trabajo y esfuerzo, con honestidad y orden América salió adelante hasta ganar dos campeonatos y un sub. Por su parte, las Chivas han vivido entre el espejismo de hoy sí, mañana no sé, qué pasará después, y con los cambios de rumbo en el timón, a final de cuentas navegan en el mar de la incertidumbre.

América se ha solidificado con Ambriz. La razón es sencilla, encontró cuadro base que ha ido repitiendo regularmente con uno o dos ajustes y además encontró el equilibrio entre atacar y defender, sin dejar de ser ofensivo. La primera medida inteligente de Ambriz fue quitar a Darwin Quintero y ganar con más marca en el ida y vuelta de Rubens Sambueza y el “Rifle” Andrade. Este último se fue a préstamo con Jaguares, regresó al América y es parte importante de la estabilidad que va consiguiendo el equipo. Además, a Arroyo le ha sentado bien entrar de relevo y ahora que empezó el sábado dio un partido completo.

Lo doloroso para América en el Clásico es la pérdida de “Pipa” Benedetto, que cumple su segundo juego de suspensión y que se había enrachado con vistas al gol, haciendo una buena mancuerna con Peralta, pero es tan amplio y vasto en calidad el plantel del América, que frente a Monarcas, el equipo fue ofensivo, contundente y vertical. Además, paulatinamente Darwin va recuperando el camino y eso da un mar de opciones más para el América, donde Oswaldo y Güémez se han afianzado en la contención y donde Goltz con Aguilar ha sido más prudente en su accionar.

Del lado de Chivas, la ausencia de Marco Fabián, quien no venía jugando de titular, puede pesar. Dio buen partido hasta que fue expulsado frente a Gallos y de visitante lanzando balones desde atrás al frente le puede hacer falta, ya que Chivas no tiene en banca otro jugador de esas características. Chivas, que no nos venda espejos Almeyda, conservó el esquema que venía usando. Hizo tres cambios de hombre por hombre en la misma posición y además le salió que Carlos Fierro bien abierto por derecha salió en su tarde con un Omar que anda Bravo por el equipo de sus amores. Raúl López volvió a la lateral derecha y simplemente los jugadores demostraron vergüenza y compromiso cuando habían abogado ante Vergara por el Chepo y no tuvieron éxito.

La verdadera prueba de fuego de Almeyda, que en su país ya fue puesto exageradamente como el remedio de Chivas, será el Clásico Nacional contra América. Ya con una semana de trabajo entera veremos de qué está hecho, porque para enfrentar a las Águilas su esquema táctico deberá ser fuerte e inteligente porque de lo contrario puede salir patas arriba del Azteca ante el buen funcionamiento de las Águilas y su mejor momento, aunque evidente, los partidos hay que jugarlos, porque estos Clásicos sí se encienden como los cerillos y en el vestidor queda lo demás de la temporada, por la intensidad y la garra con que se juegan, siendo que en la historia ya se han dado las sorpresas cuando el que viene mal le gana al que está mejor. Eso es lo apasionante del América vs. Chivas.

Qué curioso es que Chivas critica la extranjerización del América y ahora en los banquillos es al revés. América ha optado por un mexicano chambeador, que a muchos no les gustó el perfil y responde con creces. Chivas se argentinizó en el banquillo y rápido prende como un cerillo clásico con medallas y vítores cuando la  madera que enciende también se quema.

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