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Mira

23, septiembre 2015 - 10:23

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Lisboa.- El seleccionador portugués de fútbol, Fernando Santos, cumple hoy un año al frente del banquillo luso con un balance positivo en cuanto a resultados, aunque de momento sin resolver las dudas a nivel de juego y estilo.
Desde su llegada al cargo para sustituir a Paulo Bento, el técnico (Lisboa, 1954) consiguió enderezar el rumbo de las “quinas” en la fase de grupos de cara a la Eurocopa de 2016, en la que apenas necesita sumar un punto en los dos partidos que le faltan (Dinamarca y Serbia) para sellar su clasificación.
En partidos oficiales, Santos sólo conoce la victoria, con triunfos a Dinamarca, Serbia, Albania y a Armenia por dos veces.
Eso sí, en los cinco encuentros disputados, siempre se impuso por un único gol, reflejo de sus dificultades para imponerse a rivales teóricamente inferiores.
En los amistosos, el combinado nacional luso perdió contra aca por dos veces, aunque compensó al ganar a Argentina e Italia.
El principal “tachón” en la cuenta de Fernando Santos fue la sorprendente derrota contra Cabo Verde, duelo en el que optó por probar a muchas caras nuevas y donde cayó (0-2) ante un rival de poco pedigrí.
Con la clasificación para el Europeo prácticamente garantizada -le basta un empate en el próximo envite, en casa y contra Dinamarca-, el entrenador ha cumplido con su principal cometido, aunque sin llegar a encandilar a la afición.
La situación en la que llegó al banquillo luso distaba de ser fácil. Portugal acababa de caer en casa frente a la modesta Albania (0-1), en un partido en el que no contó con la participación de su capitán y estrella: Cristiano Ronaldo.
La derrota se había producido apenas dos meses después de la mayúscula decepción sufrida en el Mundial de Brasil, cuando las “quinas” ni siquiera superaron la fase de grupos y quedaron por detrás de Alemania y Estados Unidos.
Santos fue el elegido para reemplazar a Bento (2010-2014) al destacarse como seleccionador de Grecia, con la que alcanzó los octavos de final en la cita de Brasil y los cuartos en el Europeo de 2012.
El técnico luso -ingeniero eléctrico de formación- cuenta con una larga trayectoria en los banquillos, aunque limitada a Portugal y al país heleno.
De carácter tranquilo y bienhumorado, su nombramiento como seleccionador luso llegó a peligrar debido a una sanción de ocho partidos tras ser expulsado con Grecia en el pasado Mundial, aunque al final el castigo se redujo a dos.
La principal novedad que trajo el nuevo seleccionador fue el esquema táctico, ya que ahora utiliza el 4-3-3 y el 4-4-2 indistintamente, en función del partido y el resultado.
Esta variedad influye directamente en Ronaldo, que cada vez juega menos pegado a la banda izquierda y más cerca del centro, algo importante en una selección como la portuguesa, huérfana de un “nueve” de garantías desde Pauleta.
Ante el reto de afrontar una obligada renovación en la selección, Fernando Santos optó por una decisión salomónica: recuperó para la causa a veteranos como el atlético Tiago o el defensa Ricardo Carvalho, mientras que al mismo tiempo comenzó a dar la alternativa a jóvenes como Bernardo Silva, Joao Mário o Danilo Pereira, entre otros.
Quienes sí dejaron de tener el protagonismo de antaño fueron hombres como Raúl Meireles, Ricardo Costa, Hélder Postiga o Hugo Almeida, cuyo aporte ahora es nulo o meramente testimonial.
La selección lusa ha mejorado en la parcela defensiva, aunque continúa con problemas para imponer su juego y para transformar su superioridad en goles pese a la presencia de un artillero como Ronaldo, vigente mejor jugador del mundo.
La ausencia de una identidad reconocible es la principal crítica hacia Fernando Santos, quien dispone todavía de nueve meses para intentar dar con la tecla que permita a Portugal levantar una Eurocopa que se le escapó por los pelos en el 2004 (perdió 1-0 en la final ante Grecia). EFE