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26, septiembre 2015 - 19:27

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POR LUIS GARCÍA OLIVO
FOTOS: JORGE BARRERA Y
ÓSCAR RAMÍREZ

INIMAGINABLE hasta hace un par de semanas, Matías Almeyda se terminó por echar a toda la nación chiva a la bolsa, pues de tres duelos, tres victorias, ya que a su cuenta numerará el del Clásico de Clásicos frente a las Águilas con un contundente 1-2 en un atiborrado estadio Azteca.
Cardiaco de principio a fin, Almeyda le dio la mejor de las lecturas al partido, pues al inicio dirigió a su equipo a ir por la victoria, para en el complemento solamente cuidar el resultado, más allá de jugar toda la segunda parte con un hombre menos tras la roja de Carlos Salcido. Sin embargo, el resultado les sonrió gracias al par de anotaciones de Omar Bravo, que cada vez se vuelve más histórico con los colores tapatíos.
América, en cambio, no pudo contar con su mejor inspiración, hombres como Sambueza, “Rifle” y Oribe pasaron inadvertidos, por más que Darwin causara admiración. Sin embargo, errores en la defensiva terminaron por pesar, así como un gol mal invalidado por parte del abanderado 2, Víctor Hugo Romero.
Así, Chivas se olvidó del “chismerío” y lo que era un presente tormentoso, lo cambió por buenos resultados en la era Almeyda, pues Gallos y Águilas -en Liga- y Morelia -en Copa- ya fueron sus presas. Arranque con el pie derecho de cara a la fecha doble.

VIBRANTE
¿Revivirlo? Para qué, si el Clásico está más vivo que nunca y para muestra los primeros 45 minutos de la batalla en donde ambos salieron a darse hasta “con la cubeta”. Basados bajo el mismo planteamiento del 4-4-2, Águilas y Chivas pusieron a sus mejores soldados, por lo que ninguno se atemorizó, jugó con las piezas que estaban dentro y desde los primeros minutos dieron rienda suelta al festín de goles y espectáculo.
El de casa comenzó con el ánimo, Rubens, Darwin, Oribe y Andrade desplegaron el peligro. El “Rifle”, incluso, puso a volar al novel guardameta que hizo una atajada de antología. La intensidad de la ofensiva americanista no comulgó con la parte baja. Moi dio indicios de la flaqueza defensiva y en una mala salida por poco les marcaba Isaac Brizuela. La siguiente ya no fue llamada de atención, Osvaldo Martínez la hizo de “tapatío” y en salida por sector izquierdo le puso balón a Goltz, quien vio cómo Omar Bravo lo madrugó para perforar las redes de Muñoz. El festejo rojiblanco estalló en el inmueble y el mochiteco sumaba una más a su cuenta de historia.
Con el marco perforado, América fue más agresivo en busca de la igualada. A diferencia de lo que ha sido a lo largo de la campaña, Darwin brilló con luz propia y en par de oportunidades estuvo cerca de descontar. Los de Ambriz no alcanzaban pese a los cambios de banda de Rubens y Andrade, no sabían cómo abrir la cabaña del odiado rival.
Los niveles de intensidad nunca bajaron y lo inimaginable para ambos arribó. Omar Bravo volvió a hacer de las suyas y con un fulminante testarazo nuevamente movió las redes gracias a un gran servicio del “Dedos” López. Chivas 2, el de casa 0.
El Azteca no cupo en júbilo, Almeyda a lo lejos no lo podía creer y Ambriz pedía respuesta inmediata. Así que en una pelota dividida en tres-cuartos de cancha, Darwin quiso meterse hasta la “cocina”, pero a su paso fue frenado por Salcido dentro del área chica, quien de inmediato se llevó la expulsión de Fernando Guerrero, ya que le respiraba casi en la nuca, por lo que no existió ni la más mínima duda. Penalti inobjetable.
Mejor oportunidad para el alcance no pudo existir para los de Ambriz, que mediante Osvaldo Martínez marcaba el 1-2, Verbena azulcrema e ilusión por nivelar.
Con diez rojiblancos en la cancha y la ventaja en el marcador, Almeyda fue cuidadoso y de inmediato echó a su equipo atrás. Carlos Fierro dejó la cancha y en su lugar ingresó Israel Castro para reforzar el mediocampo, sin importar que Omar Bravo se quedara solo en punta. Vibrante y cardiaca fue la primera mitad.

AGUANTE
Con la obligación de empatar a flor de piel, Nacho Ambriz se la jugó con todo. Sin tiempo que perder ingresó a Michael Arroyo por Güémez y dejó únicamente a Osvaldito en la contención, por lo que con tres atacantes fue en busca de recomponer la situación.
En tanto que las Chivas le bajaron a su ímpetu y solamente replegaron, por lo que Bravo fue su único peligro al frente. Así que las Águilas en una y otra vez acorralaron, buscaron abrir por las bandas o con tiros lejanos, pero no les fue fácil, al tiempo de desesperar al mismo Ambriz, quien no aguardó más y envió a Carlos Rosel y Martín Zúñiga, sin importar que perdieran fuerza con las salidas de Andrade y Goltz.
Pese a jugar con uno menos, Guadalajara mostró oficio, ese colmillo argentino del que ha predicado Almeyda, no dio garantías y rozó la perfección, como en el caso de Pereira, que salvó sobre la línea un remate de Pablo Aguilar.
Para no variar, la polémica también fue parte del Clásico. Primero Rosel se echó un clavado y todo el Azteca gritó penalti, enseguida le anularon un gol a Oribe Peralta, que luego de las repeticiones, estaba habilitado en lo que al final Fernando Guerrero decretó como fuera de lugar.
La piel se erizó en los minutos finales, un tiro libre de Rubens Sambueza en el agregado detuvo el palpitar de las más de 120 mil gargantas, Chivas y Almeyda hacían lo imposible, Toño Rodríguez se vestía de héroe al detener la última pelota y el Guadalajara se llevaba la victoria más importante, hasta este momento de la temporada, mientras que Ambriz y los suyos volvían a los números negativos, por más que jugó con toda su dinamita. El Clásico fue rojiblanco en medio de un final que terminó a nada de los golpes, pues Toño Rodríguez celebró de más y esto causó el repudio de los americanistas que se le fueron encima, bronca en el ocaso, pero la victoria fue tapatía.