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Mira

27, septiembre 2015 - 19:28

┃ Tonatiuh Guerra

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POR: TONATIUH G. TRUJILLO
ENVIADOS ESPECIALES

PUEBLA.- Cruz Azul se empeña a ser el colero del Apertura 2015. El triunfo ante Pumas fue un simple espejismo en La Noria, pues La Máquina volvió a descarrilarse en su visita a Puebla 2-1 en un duelo que nuevamente desata la polémica arbitral, pues Roberto García Orozco marcó un penalti que es inexistente a favor de Puebla. Las anotaciones de los poblanos fueron por conducto del “Hobbit” Bermúdez y Luis Gabriel Rey; el descuento de los celestes fue obra de Lucas Silva.
Con este marcador Cruz Azul se pone como antepenúltimo con diez unidades solo por arriba de Santos y Dorados; mientras Puebla se metió entre los mejores ocho del torneo con 15 unidades.
Nuevamente la cabeza de Sergio Bueno está colgando de un hilo, pues su equipo no se ve por donde pueda reaccionar.

¡ENCAMOTADOS!
El silbatazo de Roberto García Orozco desató la pasión en la Angelópolis.
Desde el primer minuto del encuentro La Franja buscó sorprender a los celestes, quienes saltaron a la cancha “dormidos”. Flavio desbordó por la banda y envió un centro venenoso al área el cual fue rematado por Rey, pero Chuy Corona mostraba sus grandes reflejos y ahogaba el grito de gol que las miles de gargantas estaban a punto de explotar.
Tras la gran atajada de Corona, los celestes despertaron y llevaron el encuentro a una batalla encarnizada en la media cancha, donde el “Macue” Robles y David Toledo le ganaban la partida a Rafael Baca y Lucas Silva, quienes no mostraban la misma garra y coraje del ausente capitán Torrado, pero solventaban el encuentro, tanto que los cementeros tuvieron destellos y jugadas de peligro sobre el marco de Campestrini, quien únicamente en dos ocasiones de empleo a fondo tapando los disparos del “Toro” Vuoso y del “Chaco”.
Con la férrea marca de ambas defensas y la magnífica recuperación de los volantes de contención, el gol parecía que no llegaría jamás al BUAP, hasta que apareció el “Pequeño Gran Gigante”. En un contragolpe La Máquina sufrió su primer descompostura gracias al “Hobbit” Bermúdez, quien aprovechó la mala comunicación entre Chuy y su defensa para reventar la red celeste y así convertir el Universitario en un manicomio, donde los alaridos desgarraron los tímpanos de los presentes.
El tanto en contra pegó duro en el ánimo de los pupilos de Sergio Bueno, quien por más que gritaba y daba indicaciones de forma desesperada, los jugadores no lo tomaban en cuenta, estaban totalmente desconcentrados, tanto que regalaron un penalti. García Sancho observó como Bermúdez entraba completamente solo a su área y dispuesto a fusilar a Chuy por lo que jaló al poblano.
El “Canguro” no desaprovechó el regalo yo y puso el segundo en las vías de La Máquina que se enfilaba nuevamente al fondo de la general, lo que generó el descontento de Bueno, quien se mecía los cabellos pues no podía comprender lo que sucedía en el campo.
El 2-0 encendió las calderas y Cruz Azul despertó de su letargo y comenzaron a generar futbol al grado de alertar a la zaga local, hasta que llegó el descuento para los visitantes.
Era cuestión de segundos para que culminará el primer tiempo y Carlos Gutiérrez cometió una falta innecesaria sobre Joao, quien cobró a segundo poste para que Lucas Silva la clavara en el arco de Campestrini y así decretar el final de los primeros 45 minutos, por lo que Cruz Azul festejó en el vestidor.

EMOCIONES
En el entretiempo Sergio Bueno habló fuerte en el vestidor y el cambio se notó en cuanto el colegiado reinició las acciones. La Máquina se volcó completamente al arco poblano buscando igualar los cartones. “Chaco” corrió, lucho como un joven de 20 años demostrando el amor por la playera y así se echó el equipo al hombro llevándolo al límite y haciendo vivir a los miles de asistentes al filo de las butacas, ya que en cualquier momento podían gritar el gol.
Debido al hambre que mostraron los celestes por emparejar el duelo, comenzaron a dejar espacios en el fondo, los cuales aprovechaba La Franja para generar peligro sobre la meta de Chuy, así que el partido de convirtió en fin vaivén de emociones.
Con el transcurso del cotejo, ambos equipos realizaron los cambios, Bueno ingresó a Ariel Rojas, Carrizo y Pedroza con el afán de empatar, pero Marini leyó perfectamente su estrategia y le cerró todas las puertas con la entrada de Tamay, y Acosta, situación por la cual La Máquina culminó tirando patadas de ahogado con disparos lejanos que culminaban en las tribunas.
Él silbatazo final desató la tristeza en los cementeros, quienes vuelven al fondo de la general.