Foto: Alberto Montalvo

ERAN los pasajes cumbres de la batalla contra el Atlético de Madrid. La artillería española se aprestaba a fusilarlo en la serie de penaltis, mas Hugo González comenzó a realizar un extraño ritual, que desconcertó a los tiradores…

Después de bailotear sobre la línea, en cada cobro se acomodó cargado a su poste izquierdo, concediendo casi todo el costado derecho. La cosa parecía fácil para los delanteros colchoneros, pero mientras el cobrador se aprestaba a disparar, Hugo se deslizaba poco a poco hacia el centro, fórmula clave, decisiva…

“Esa postura que asumo antes de que el ejecutor cobre un penalti, lo empecé hacer aquí, en los entrenamientos, cuando practicamos penales, y al ver que me daban resultado, los apliqué ahora contra el Atlético de Madrid, y todo me salió redondo”, presumió sonriente.

“El ubicarme en un lado lo hago con la idea de despistar al cobrador para que dude hacia dónde pateará, y también para que en su visión óptica observe chica la portería, porque el ejecutor tiene toda la ventaja de anotar, por eso hay que aprender a intuir”, abundó.

El momento mágico llegó cuando a la hora de los penaltis “la porra gritó mi nombre, entonces sentí algo especial, que me motivó, por el hecho de que se reconozca mi trabajo”, destacó, al tiempo que celebró que en los dos penaltis que detuvo “al ejecutor le señalé hacia dónde me lanzaría”, lo cual surtió efecto.

“Siempre observo a los ojos del cobrador, con la idea de ponerlo nervioso. También le hago señas para inquietarlo”, descubrió.

Antonio Mohamed le preguntó si quería cobrar el quinto penalti, “y le deje que sí”. Cuando llegó su turno “decidí patear ahí el balón, fuerte y colocado”.

Curiosamente el balón con el que se jugó el partido fue diferente al que usan en la Liga MX… “Es más liviano, situación que provocaba que se moviera más al momento de patearlo”, y él le supo sacar provecho.