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9, octubre 2015 - 19:10

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PASADENA, California.- Llegó el día importante, ese en el que no hay espacio para la desconcentración. México se enfrenta a Estados Unidos en la Final de la Super Copa de la Concacaf, un partido por el pase a la Copa Confederaciones de Rusia, que no es poca cosa, y por la supremacía en una rivalidad que crece y crece.
Le pueden llamar Copa de la Concacaf, eliminatoria, amistoso o como quieran hacerlo. Lo cierto es que el juego de este sábado en Pasadena es, desde siempre y para siempre, la mayor rivalidad que pueda existir en una zona que ha tenido en estos dos equipos a los mandones.
Este partido tiene que entenderse bajo las realidades de cada una de las selecciones: La de México con un técnico interino y todavía en la transición de la era Miguel Herrera, mientras que la estadounidense se encuentra en uno de los puntos más agudos para su técnico Jürgen Klinsmann, quien ha comenzado a ser duramente criticado por personajes del calibre de Landon Donovan.
Las dudas de si Rafael Márquez podrá o no participar en este encuentro parecieron disipadas luego de que el capitán Tricolor apareciera en la conferencia de prensa previa al compromiso junto al “Tuca”, quien sin imaginarlo unos meses atrás, dirigirá uno de los partidos más importantes entre estas selecciones después de aquel de octavos de final de la Copa del Mundo de Corea-Japón 2002.
Entonces, si Márquez está presente en este partido, la selección nacional lo jugaría con una línea de cuatro defensores, un contención, dos volantes y tres atacantes, aunque con la posibilidad de que el michoacano se meta entre los centrales cuando no tengan el balón o tome la llegada de Michael Bradley de frente. Este es el parado con el que este grupo de jugadores trabajó con Herrera y que en el último amistoso ante Argentina, Ferretti acomodó según las piezas convocadas para no tener que batallar en cuanto a los tiempos de preparación.
En ese compromiso –que se jugó en Dallas- el equipo de Ricardo tuvo un buen primer tiempo en el que además de hacer buenas cosas con el balón fue contundente y ordenado. Eso es lo que se espera hoy.
El futbol de Estados Unidos tiene dos piezas clave: Michael Bradley y Clint Dempsey. El primero de estos es el mariscal de campo del equipo de Klinsmann; un tipo que arranca desde la zona de recuperación para llevar el balón al ataque y combinarse con los atacantes como Dempsey, quien es el hombre con talento, capaz de hacer un cambio de ritmo o de romper una dura defensa con algún disparo certero.
De las seis ocasiones que Klinsmann ha enfrentado a la selección mexicana, el estratega alemán ha salido victorioso en tres ocasiones y en otras tres ha conseguido el empate. Es decir, el teutón como entrenador del equipo de las Barras y las Estrellas nunca ha perdido contra el Tri. A pesar de esto y de manera curiosa, una derrota en el Rose Bowl podría dejar al ex delantero fuera del cuadro estadounidense, según las versiones que se han manejado.
El árbitro para este partido será Joel Aguilar. El salvadoreño ha tenido sus momentos polémicos con ambas representaciones, pero sobre todo con México, cuya federación, incluso, solicitó su cambio para un partido de eliminatoria rumbo al Mundial de Sudáfrica 2010. Si México quiere ir a Rusia 2017 tendrá que olvidarse del silbante y concentrarse en el rival.
Las lesiones son un aspecto que han molestado a ambos equipos. Los del “Tio Sam” han perdido gran parte de su base de la Copa Oro pasada por esta situación, John Brooks, Timothy Chandler, Brad Davis y Aron Jóhannsson se perderán el clásico por dolencias. Aunque para México la situación tampoco es la mejor, José Juan Vázquez, Carlos Peña, pero sobretodo Giovani dos Santos serán hombres que pesarán por su ausencia.
Concentrados en lo que necesitan hacer para vencer a los estadounidenses, los seleccionados nacionales han dejado de lado el tema del nuevo técnico, Juan Carlos Osorio. Por ahora, se enfocan en las necesidades para sacar un partido en el que se juegan la clasificación a la Copa Confederaciones además del orgullo, como cada ocasión en que tiene enfrente a los Estados Unidos.