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25, octubre 2015 - 22:18

┃ ESTO

nota-toros-adame

POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA
FOTOS: ALEJANDRO VILLA

FIEL testigo fue la luna, que no me dejará mentir.
Dijo sí.
Se entregó sin reserva, no dejó objeción.
Y al unísono del coro celestial que emana de la garganta de la Plaza México, se enredó como quien se enreda en los brazos de su amor para dar rienda suelta a su pasión.
Joselito Adame no está para después. Es determinante y sin chistar contestó: sí. Al igual que contesta una enamorada a la propuesta de un cariño.
No bastó una vez, dos veces el torero dedicó sus faenas al respetable, sabedor de los toros que había sorteado, amén del comportamiento de cada uno tras la puya del picador.
Se acercó lo más que pudo y logró besar la belleza de su interior.
No había sido fácil, pero la espera valió la gloria.
Finalmente tocó la suavidad y olió el suave aroma, ese que emociona y hace palpitar el corazón como si se fuese a salir del pecho.
No fue algo imprevisto, el amor de la plaza capital ya lo esperaba, era cuestión de tiempo para que los astros se alinearan y brotara la chispa mágica en presencia de la luna
La tarde ha sido como ninguna.
Para el recuerdo.
Para llevarla tatuada en el corazón.
Adame realizó lo mejor, pues tuvo en mano la mejor materia.
Y aprovechó el momento para conquistar al gran público de la capital.
Con arrumacos, con sonrisas, con detalles, con palabras salidas del alma que culminaron en un abrazo estrecho.
No vi torear a Adame, sino ensayar de salón.
No se le vio el esfuerzo, sino el deseo de disfrutar.
No hacía falta verle cuando la plaza gritaba su triunfo.
No hacía falta nada, porque incluso la luna resplandeciente asomó y vibró con el sentimiento que emanó del ruedo.
Lo vimos triunfar.
Y nos hizo disfrutar.
A la par la primera figura del toreo, “Zotoluco”, pechó con lo menos indeseado y conforme se quedó. Lo bien hecho queda plasmado. No hubo regalo, doble mérito aún del maestro por no darse ventajas y respetar lo sorteado.
Manzanares tuvo, pero lo dejó escapar. Mas no se borra en lo absoluto su artística que terminó de enamorarnos.
Allá, en barreras, dieron cuenta Enrique y Araceli, fieles seguidores de la primera figura, y aunque esta vez no la vieron triunfar en grande, no habrán de fallar las próximas dos fechas que “Zotoluco” tiene aún por firmar; más arribita, unos ojos negros como la noche también se lamentaban por no ver alzar las orejas al maestro. No te desanimes, Areli, no todas las tardes serán malas; la de ayer fue lo bastante maravillosa como para no olvidarse jamás.
Ha sido el inicio de la Temporada Grande 2015-2016 en la Plaza México.