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Mira

7, noviembre 2015 - 8:46

┃ ESTO

turco Mohammed

POR MANUEL GÓMEZ C @magojesus1223

FOTOS: JESÚS TELLEZ @tellezesto

ENVIADOS ESPECIALES

GUADALUPE, N. L.- La situación del Monterrey no es la mejor, pero los tres puntos ante el América pueden aliviar la mayoría de sus problemas y darle vida al equipo de cara a la Liguilla. Es por ello que ESTO no podía dejar de platicar en exclusiva con el estratega de los Rayados, quien vivirá un momento especial al recibir en el nuevo estadio regio al conjunto azulcrema con el que fue campeón.

La cita fue justamente ahí, en el esplendoroso escenario del Monterrey, en donde se dio una plática muy cordial con el famoso “Turco”.

Lo vimos llegar tranquilo, hasta sonriente, pese a la difícil semana que vivió con su equipo, tanto por la derrota en Querétaro como el conflicto que hubo entre algunos de sus jugadores.

Característicos lentes oscuros, cristal plateado.

Siempre muy “fashion”.

Antonio Mohamed no deja de admirar el gran escenario en el que espera vencer al América. Antes ha terminado de repasar las páginas del Diario de los Deportistas. El “Turco” al fin escucha las preguntas. La mente del estratega argentino del Monterrey aterriza en otro escenario, el estadio Azteca, donde justo un año atrás se enfilaba a la Liguilla del Apertura 2014.

Recuerdos del último campeonato americanista, el que lo ha dejado marcado. Al parecer, Tony no le ha podido dar vuelta a la página, aunque sus palabras contradigan dicha reflexión. La proximidad del duelo contra las Águilas ha resucitado aquel desencuentro con el club azulcrema, muy a pesar de haberle dado el trofeo a la institución amarilla.

“Haber sido campeón con el América, te deja marcado, y más en mi caso, por haber sido campeón”, reconoce. “Ha sido una linda experiencia y en lo personal es un capítulo cerrado en mi vida”, asegura.

Mas los recuerdos contradicen la sentencia de Mohamed. “Fueron muchas cosas que no puedo olvidar”, acepta enseguida. “Estoy agradecido con la directiva, jugadores y toda la gente del club, porque viví un año muy lindo”, recuerda.

“Después hubo decisiones futbolísticas que tomaron los directivos… Ellos tendrán sus razones, como yo las mías, y nada más. Se consideró lo mejor para las partes, y determinaron que no siguiera… Pero no guardo rencores”, resuelve.

Hablar del América, por momentos le hace enmudecer… “No hay ningún sentimiento especial”, añade al fin. “Pero sí un cariño enorme, por siempre, de por vida, porque no es normal que más de 100 mil personas coreen tu nombre, y en el estadio Azteca. Todo eso lo llevo grabado en mi corazón… Como tampoco nadie me puede quitar el cariño de los jugadores, y ahora el destino me ubica en otro club trabajando, porque vivo del futbol”, resalta nostálgico.

“Tengo una lealtad y una dignidad que nunca la negociaré. Con la gente con la que trabajé, jugadores, cuerpo técnico y directivos, los puedo mirar a los ojos. Tengo lealtad y me manejo siempre de frente”, repite, satisfecho de haberle dejado un trofeo “al equipo más grande la historia, por eso estoy agradecido con la gente que me llevó”.

Reconoce Mohamed que el América “me dejó muchas enseñanzas, mucho aprendizaje y me abrió las puertas para seguir trabajando en los mejores clubes, porque ser campeón con el América son pocos los privilegiados en la historia”, presume orgulloso.

Cosa curiosa, mañana lo enfrentará, a casi un año de aquella coronación. Su Pandilla corre el riesgo de quedar eliminada y necesita de la victoria como nunca para intentar rescatar el certamen. El América podría dejarlo fuera de la Fiesta y hasta determinar su futuro en la organización norteña. Cosas del destino.

“El América está mejor, porque viene de ganar, pero aquí, en nuestra cancha somos muy fuertes”, valora Mohamed. “Vamos invictos y lo defenderemos. Además será un partido de vida o muerte, deportivamente hablando”, coincide el “Turco”, quien al menos de palabra anhela que a su contrincante en turno le vaya bien. “Le deseo todo el éxito del mundo a Nacho Ambriz, es un gran tipo, y por algo lo eligieron para estar en el América”, remata Tony, mientras los lentes de cristal plateado vuelven a perderse en las amplias gradas vacías del inmueble Rayado.