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Mira

12, noviembre 2015 - 14:20

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Roma.- Envuelta en escándalos sin fin, con un alcalde apenas obligado a dimitir (Ignazio Marino) y su predecesor acusado de corrupción (Gianni Alemanno), la capital italiana aspira a organizar las Olimpiadas de 2024, vistas por el gobierno como una oportunidad de relanzamiento y crecimiento económico.

El pasado 16 de septiembre el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, anunció oficialmente que Roma, París, Hamburgo, Budapest y Los Angeles son las candidatas para hospedar los Juegos Olímpicos de 2024.

Se espera que ese año sea una ciudad europea la que organice los campeonatos deportivos más importantes del mundo, luego de que en 2016 tocará a Río de Janeiro y en 2020 a Tokio.

La elección definitiva tendrá lugar en la 130 sesión del COI, programada en Lima, Perú, en 2017. La sede ganadora recibirá una ayuda del comité de mil 700 millones de dólares en dinero y servicios.

Bach subrayó que las de 2024 serán las primeras Olimpiadas que adoptarán completamente los principios de la agenda 2020, que entre sus objetivos apunta a la sostenibilidad ambiental, la transparencia o el respeto de los derechos fundamentales y laborales.

La candidatura de Roma ha sido apoyada públicamente por el primer ministro italiano, Matteo Renzi, quien anunció que hará todo lo que esté a su alcance para ganar la apuesta.

“Será una de las cosas más bellas que haremos. Tendremos estructuras a la vanguardia, habrá un control técnico de gasto”, aseguró.

Es justamente el frente del gasto el considerado más riesgoso en una ciudad apenas sacudida por el escándalo de corrupción denominado Mafia Capital, que desenmascaró una red criminal enquistada en el ayuntamiento local que desviaba recursos por millones de euros.

“La cuestión más delicada es si Roma (en realidad toda Italia) está lista para recibir financiamientos para los Juegos sin que haya corrupción”, escribió el editorialista del diario Corriere dello Sport, Stefano Agresti.Notimex

Recordó que apenas en 2012 el entonces primer ministro, Mario Monti, rechazó la posibilidad de presentar la candidatura italiana a las Olimpiadas de 2020 pues el país atravesaba una grave crisis económica, aún no del todo superada en 2015.

El editorialista Franceso Spini, del diario La Stampa, resaltó que el proyecto de las Olimpiadas de 2004 en Atenas contribuyó, al menos en parte, al desbarajuste financiero de Grecia, pues los 15 mil millones de euros destinados a la construcción de estadios e infraestructuras constituyeron el primer paso de un proceso que en 2012 llevó al país a la quiebra.

“En otros países con una tasa de corrupción menor que en Italia se ha visto que los grandes eventos tienden a tener un rendimiento mucho más bajo del inicialmente previsto. Las Olimpiadas no son lo que necesitamos para la recuperación”, opinó, por su parte, el economista de la Universidad de Parma, Francesco Daveri.

Ante los cuestionamientos el presidente del Comité Olímpico Italiano (CONI), Giovanni Malagó, anunció haber reclutado como garante de la candidatura de Roma al presidente de la Autoridad Anticorrupción, Raffaele Cantone.

“Un país no puede considerar que el riesgo de corrupción y de criminalidad organizada sea razón suficiente para no participar en una gran competencia internacional. Sería una gran derrota para el Estado”, declaró Cantone.

A su vez el presidente del COI consideró la candidatura de Roma como “muy fuerte” y recordó que la capital italiana ya organizó unas Olimpiadas en 1960.

“Roma tiene una riqueza de instalaciones deportivas ya existentes, infraestructuras generales y monumentos famosos en todo el mundo. Todo esto representa una base sólida para organizar los Juegos en manera factible y sostenible”, dijo Bach al diario La Repubblica.