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POR LUIS GARCÍA OLIVO

POBRE, tan pobre el resultado como el espectáculo.
Y qué mejor hubiera sido si Cuauhtémoc Blanco se hubiera robado el show con el Puebla. No obstante, Rubén Omar Romano se lo reservó y el duelo se tuvo que conformar con un insipiente 1-0 a favor del Cruz Azul, que en vez de calmar las “aguas”, incrementó las dudas, pues de seguir así poco le alcanzará.
Aunque el marcador favoreció a La Máquina, grandes lagunas sin futbol, sin espectáculo y falta de contundencia fueron los claros sinónimos, pues ni por su propia cuenta pudieron anotar u holgar. Es más tuvieron que verse beneficiados por Michael Orozco para finalmente cantar victoria gracias a su autogol y lo peor, fue que en el complemento no lograron capitalizar el hombre de más desde el minuto 58 tras la roja del anotador, quien vivió un calvario.
Así que sus propios aficionados reprobaron la actuación al rechiflar y abandonar el Azul antes del silbatazo final. La gente lo sabe, esta Máquina no anda, no pita, no convence, pues hay de ceros a ceros o de mínimas diferencias, pero lo visto no compagina con la grandeza de un grande frente a un Puebla, que tampoco mostró muchos argumentos como para llevarse el partido y menos si banqueó al máximo referente del balompié mexicano de los últimos años, Cuauhtémoc Blanco.
EL JUEGO
Con un escaso futbol, Cruz Azul se salió con la suya, se sintió cómodo y hasta conformista en un duelo en donde lo que predominó fueron los bostezos, por lo que la deuda seguirá y seguirá, ya que no existió un amplio convencimiento.
El trance sigue ahí, hoy hay un respiro, pero a nadie se le olvidará que Cruz Azul ofreció poco como para salir victorioso, pues solamente pudo conformarse con el autogol de Michael Orozco para finalmente sumar de a tres.
Si bien mostró un poco más de argumentos que el Puebla al tener una mejor propuesta y posesión de balón, los Celestes hicieron poco por los costados y desde el centro con tiros lejanos, en donde una vez más evidenciaron la falta de contundencia y la poca fe, ya que Pavone, Fabián, Formica y hasta Chávez mandaron sus intentos por fuera del arco y en otras, Rodolfo Cota achicó a la perfección.
Basados en el sistema del 4-4-2 en donde la novedad, en comparación a la semana pasada, fue la entrada de Xavier Báez por el lesionado Gerardo Torrado, Tena quiso despabilar a una Máquina que no termina por carburar, más allá de que a los treinta minutos se encontraron el “bombón” de Orozco que a la postre marcó diferencia y desató la furia de Romano.
Mientras que en el complemento, cuando se creía en la entrada del “Cuau” para despabilar el aburrimiento, la cosa continuó y fue en Joao Rojas en donde se pudieron contar las mejores situaciones, pero una vez más Cota y la falta de contundencia negaron el gol.
No obstante, un codazo de Orozco a Pavone desató su expulsión y se auguró un mejor tiempo para La Máquina que jugó con un hombre de más, pero lo increíble sucedió, pues no pudo sacarle jugo al seguir fallando pese a la entrada del “Chaco” y el inagotable Marco Fabián.
No hubo para más, la gente pidió que el tormento terminara, Cruz Azul ya ganó, pero el festejo fue a medio gas frente a Puebla que comienza a complicarse en el tema de los cocientes.
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