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Mira

10, agosto 2014 - 14:29

┃ Omar Delgado

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POR JOSÉ MARTÍNEZ BRACHO
FOTOS: MARTÍN MONTIEL Y
ALBERTO MONTALVO

EL equipo universitario pasea el balón, sin sentido, de un lado a otro del campo. No hay profundidad, tampoco alguna individualidad que procure algo distinto. Ya ni siquiera espíritu de lucha. Lento, predecible, así se ve este puma amodorrado, mientras en las tribunas del estadio Olímpico Universitario el ingenio de la afición felina ensaya nuevas formas para exigir la salida del técnico José Luis Trejo y el vicepresidente Mario Trejo.
“#FueraTrejos”, expresa el inmueble en cuanto cae el gol del Atlas, con el que Pumas pierde por tercera ocasión consecutiva. Algunos lo hacen mediante coros, otros dibujan una letra en sus playeras y al juntarse expresan la idea, ocurrencia que circula a través de Twitter aún sin concluir la contienda.
La lluvia de proyectiles aguarda al apesadumbrado entrenador auriazul, quien soporta el calvario hasta encontrar calma en los vestidores del escenario capitalino. ¿Quién iba a imaginar que Pumas se caería después de un debut soñado? Hoy van tres derrotas, dos de ellas en su propio estadio. Y la crisis vivida en el semestre pasado se repite irremediablemente, sin que esta vez exista solución.
José Luis Trejo parece condenado al cese, si el equipo no levanta después del partido contra el León. Mario, de plano, adelanta su salida del club. “Pase lo que pase”, asegura, en el estadio de los esmeraldas.
La derrota de 0-1 impulsa a los rojinegros al subliderato general. Pumas cada día está más abajo. No hay forma de que algo cambie a este grupo repleto de jugadores no nacidos en México. La cantera, no existe. Y las derrotas han vuelto a mortificar a su gente.

EL PARTIDO
Sin piernas ni velocidad, el cuadro capitalino parece más afectado por el calor imperante. El Atlas simplemente suelta la trampa y espera paciente. No arriesga nada, sólo aguarda.
Maikon Leite la hace buena en los primeros minutos, pero falla en la definición. Después es Alfonso González quien exige a “Pikolín portero” y Darío Verón es el único que muestra espíritu y coraje. Incluso en una de esas se suma al frente y cerca está de anotar.
Maikon, a la espera del error, desperdicia a la hora del remate. En el último minuto del primer lapso se quita al portero y es Verón quien salva sobre la línea de fondo. Sí, Verón.
Por eso los fanáticos corean al gran capitán auriazul, pero no al resto de los Pumas, cansados y sin ideas para someter al Atlas.
En el complemento, el cuadro de Tomás Boy consuma al fin lo que planeaba. Sobre el minuto 55, Alfonso González encara a Alejandro Palacios y lo vence con potencia. La anotación golpea a una afición que despierta, hasta hacer notar su enfado contra el técnico José Luis Trejo, blanco de las críticas universitarias.
El Atlas falla una y otra vez en el intento de contragolpe, pero estos Pumas no tienen capacidad de reacción. Ninguno de los ajustes de Trejo funciona: Dante López por Sosa, Eduardo Herrera por Britos y Diego Lagos en sustitución de Javier Cortés. Ahí estaba toda su artillería, mas no había ideas para sacudir las redes de Federico Vilar, quien, para colmo, sólo tuvo que emplearse a fondo en una ocasión, tras un envío de Romagnoli en la agonía del compromiso.
Sí, estos Pumas padecen los mismos síntomas que exhibieron en su oportunidad. En ese entonces la crisis salió mediante ultimátums. Ahora, la cabeza del vicepresidente auriazul ha rodado. Y José Luis Trejo tendrá que hacer caminar al equipo en la guarida del bicampeón, o de lo contrario seguirá la ruta anunciada por su directivo.
Pero no hay crisis, dice el técnico, con todo y que suman ya tres derrotas, esta última para catapultar al Atlas al subliderato general.

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