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11, diciembre 2015 - 21:56

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MADRID, España.- Para hablar de una temporada tan completa de un torero mexicano en España como la que en 2015 ha realizado Joselito Adame, posiblemente nos tengamos que remontar a los años cincuenta del pasado siglo y establecer la comparación con las realizadas en aquellas décadas por Juan Silveti, abuelo del hasta ahora último eslabón de esa gloriosa dinastía, que fue un torero de gran pureza y pulcritud en sus formas, reconocido en nuestro país por el gran clasicismo con que interpretaba el toreo.

Desde entonces una nutrida baraja de compatriotas (Manolo Martínez, ‘Armillita’, David Silveti, Jorge Gutiérrez o ‘Zotoluco’, por poner algunos ejemplos) arribó a nuestro país para confirmar en Las Ventas y tratar de hacer campaña en nuestros ruedos. Incluso varios de ellos (Curro Rivera, Antonio Lomelín, Eloy Cavazos) lograron abrir la Puerta Grande de la Monumental capitalina (Madrid), pero su rastro de éxitos nunca fue tan longevo ni significativo como el logrado por Adame en este último curso.

Aún no consiguió el hidrocálido salir en hombros del coso venteño, pero sí puede presumir de ser el mexicano que más orejas ha cortado en Madrid en los últimos cuarenta años y por encima de todo, de haber sido capaz de empatizar con una afición tan selecta y exigente. Pero no sólo de Madrid vive el hombre, en Sevilla también se valoró su calidad interpretativa incluso antes que en Las Ventas, sobre todo a raíz de aquella faena de hace tres temporadas a un toro del Conde de la Maza. Tres orejas ha cortado en cada una de estas plazas el torero de Aguascalientes.

Este año, La Maestranza le vio torear despacio, con ritmo y frescura, a un buen toro de Cayetano Muñoz. Su toreo dejó poso en El Baratillo y apenas un mes después ratificó esta actuación con otra faena Las Ventas en la que aunó entrega, vistosidad y clarividencia, pilares reconocibles en su concepto, frente a un ejemplar de El Montecillo, al que saludó a portagayola y reventó de una sensacional estocada en la suerte de recibir, una modalidad de la que se ha convertido en un consumado especialista.

Aunque no con la contundencia que su toreo y sus éxitos demandaban, Adame consiguió meter la cabeza en varias ferias estivales, como Burgos (donde resultó herido por un toro de La Quinta), Dax, Bilbao, Málaga o Albacete, y en todas ellas salvo en El Bocho, donde perdió premio con el acero, reeditó con orejas sus éxitos de las primeras ferias. Sin embargo la faena de su temporada tuvo por escenario, allá por el mes de septiembre, la plaza de toros de Guadalajara. No en El Nuevo Progreso, sino en el Coso de Las Cruces y en La Mancha, lejos de esa otra Guadalajara del estado de Jalisco, el mexicano cuajó hasta ahora su mejor faena en la Península, una obra descrita con tacto, delicadeza, mimo y cadencia, para arropar con estética la clase de un toro de Fuente Ymbro de nombre Hechicero al que acabó indultando entre el clamor popular. En ese son acabó el año en España antes de partir a su país, donde es amo y señor del toreo, pero a diferencia de sus antecesores, Adame amenaza con extender sus dominios también al Viejo Continente.

(Texto e infografías: Mundotoro.com/José Miguel Arruego Muñoz)

 

OREJAS de matadores mexicanos de Las Ventas en los últimos 40 años. (1975-2015)