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15, diciembre 2015 - 8:43

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Madrid.- El año 2015 se despidió con la marcha de grandes deportistas que dejaron un vacío tremendo en el mundo del fútbol, que perdió al uruguayo Alcides Ghiggia, al alemán Udo Lattek, al español Ignacio Zoco y al brasileño Zito, cuatro ausencias destacadas que se unieron a la del neozelandés Jonah Lomu, la primera gran figura global que dio el rugby.

Ghiggia, el héroe del ‘Maracanazo’, era el último superviviente de aquel Mundial que Uruguay ganó a Brasil en 1950. Después de 65 años en los que fue el máximo exponente de una gesta que dejó sin título a un país confiado en exceso en ganarlo, el autor del segundo tanto, el 2-1 que acabó con el sueño de Brasil, falleció a los 88 años el pasado 16 de julio en Montevideo por un paro cardiaco.

El destino quiso que falleciera justo en el aniversario del día en el que Uruguay paralizó un estadio que, como dijo Ghiggia, sólo tres personas en la historia consiguieron silenciarlo: “el papa, Frank Sinatra y yo”. Su desaparición fue un duro golpe para la mitología del fútbol, que, poco a poco, va perdiendo a sus grandes figuras que lucieron su mejor juego cuando solo había imágenes en blanco y negro.

Casi de la misma época, un poco más joven, fue el brasileño Zito, que ganó dos Mundiales consecutivos con sus selección, aquella en la que explotó Pelé en 1958 y en que lideró Garrincha en 1962 para conseguir los títulos de Suecia y Chile.

Su participación en Inglaterra 1966 fue testimonial, estuvo los tres partidos que jugó su equipo en el banquillo. Pero, en todo lo bueno que logró Brasil estuvo presente con excepción de los dos primeros partidos de la fase de grupos del Mundial de 1958. Después, lo jugó todo, incluidas dos finales en las que marcó un gol.

Esos éxitos no le hicieron caer en el olvido tras su retirada, en 1967, cuando colgó las botas en su equipo de toda la vida, el Santos. Posteriormente, llegó a presidir el club brasileño y fue el descubridor de Robinho y Neymar.

Otro genio del fútbol, pero desde los banquillos, dejó huérfano al mundo del deporte en 2015. La muerte del alemán Udo Lattek, uno de los entrenadores más laureados de Alemania, entristeció a un país que perdió a un técnico que sentó las bases del gran Bayern de Múnich de los años 70.

Con Lattek, el cuadro bávaro ganó la primera de las tres Copas de Europa consecutivas que ganó el Bayern entre 1974 y 1976. Pero no sólo ganó ese título. A su palmarés añadió ocho Ligas de Alemania, una Recopa de Europa, una Copa de la UEFA y tres Copas de su país. Todo lo consiguió con el Bayern, el Barcelona y el Mönchengladbach, los equipos que disfrutaron de la labor de un técnico muy influyente.

En España muchos lloraron la marcha del jugador del Real Madrid Ignacio Zoco, que jugó en el club blanco entre 1962 y 1974, coincidiendo con una de las mejores épocas de la entidad madridista. Aún saboreó la presencia de Alfredo Di Stéfano, Paco Gento y Ferenc Puskas, pero fue uno de las grandes figuras de la generación que sucedió a las que ya empezaban a ser viejas glorias del club.

Zoco acabó su carrera con siete Ligas, dos Copas del Rey, una Eurocopa con España en 1964 y, sobre todo, una Copa de Europa, la de 1966, que fue la sexta del Real Madrid. Junto a Pirri y Amancio, fueron los triunfadores de un grupo joven de jugadores blancos que vivieron años de éxito.

También desaparecieron tres porteros: Antonio Betancort (Real Madrid), Wilfred Agbonavbare (Rayo Vallecano) y Miguel “El Pechuga” San Román (Atlético de Madrid), que en diferentes épocas dignificaron su puesto debajo de los palos.

Pero no sólo el mundo del fútbol perdió a personalidades importantes. El rugby se quedó sin su primera figura mediática, el neozelandés Jonah Lomu, un héroe en su país desde que destacó en la Copa Mundial de 1995 y de 1999, en los que consiguió la excepcional marca de quince ensayos. Después de aquellos dos torneos fue considerada la primera megaestrella de su deporte.

Su gran envergadura (1,96 metros) y sus excepcionales capacidades físicas intimidaron a sus rivales mientras estuvo en activo hasta 2010. Sin embargo, sus últimos años en el rugby no fueron buenos. Desde que en 2002 le diagnosticarán un síndrome nefrítico, no volvió a ser el mismo. Finalmente, en 2010, se retiró para morir cinco años después a la temprana edad de 40 años.

En Argentina, un fatal accidente entre dos helicópteros acabó con la vida de nueve personas entre las que se encontraban la navegadora Florence Arthaud, la nadadora Camille Muffat, oro olímpico en Londres 2012, y el boxeador Alexis Vastine, bronce en Pekín 2008.

En Valladolid lloraron la muerte del jugador de baloncesto Lalo García, fallecido a los 44 años catorce después de retirarse mermado por las lesiones. Problema económicos unidos a la mala suerte laboral, le sumieron en una depresión de la que no pudo salir. Fue encontrado muerto en el río Pisuerga el 31 de marzo de 2015.

La lista de ilustres fallecidos se completa con figuras como la del futbolista checo Josef Masopust (Balón de Oro en 1962), el piloto de motos del Rally Dakar Carlo de Gavardo, el piloto de Formula Uno Jules Bianchi, el piloto de motos Joan Garriga. EFE

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