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15, diciembre 2015 - 11:33

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POR A. G. GONZÁLEZ

RICARDO Ferretti comenzó su carrera como técnico justo el torneo después en que con un gol suyo los Pumas derrotaron al América en la final de la temporada 1990-91. El “Tucazo”, nombraron al gol del brasileño con el que los auriazules consiguieron ese título. A partir de ese momento no ha dejado un solo certamen de dirigir en nuestro país, en donde echó raíces. Acumula tres títulos y está a nada del cuarto.
Se trata de un hombre exitoso en el balompié de nuestro país, pero en 2015 tomó una relevancia especial que lo hizo destacar más de lo que de por sí le da el carisma y personalidad que siempre le han acompañado, lo mismo que el emblemático bigote que forma parte de su identidad, aunque ha tenido que quitárselo en promesa por los múltiples logros obtenidos.
En este año, Ferretti puede presumir de titularse en el Apertura 2015 ante Pumas, además de jugar la final de la Copa Libertadores que perdieron ante el River Plate. Ahí las críticas se volcaron sobre el estratega, quien además había tenido un inicio demasiado flojo en la Liga. Tranquilo ante la adversidad, gruñón como a veces es ante las preguntas necias, pero seguro de lo que hacía, “Tuca” volvió a llevar a su equipo al nivel de los primeros lugares de la tabla, los cuales pelearon hasta el final con todo y el bajón que tuvieron cuando atendió los compromisos de la entonces acéfala Selección Nacional.
Ese, sin duda, es el capítulo que marca el año de este personaje. Por alguna extraña razón, el estratega de Tigres siempre había manifestado una animadversión a la posibilidad de ser técnico nacional. Pero finalmente la aceptó y consiguió el objetivo del pase a la Copa Confederaciones ante Estados Unidos. La figura de Ferretti cobró fuerza y se convirtió en el entrenador de 2015 o año del “Tuca”.

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