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Mira

17, diciembre 2015 - 6:25

┃ José Ángel Rueda

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YOKOHAMA.-Puede el Barcelona sentirse tranquilo, el trámite está hecho. Pasado el susto inicial de la repentina baja de Messi, los de Luis Enrique solventaron un partido que a lo lejos, muy a lo lejos, parecía tener uno que otro nubarrón encima, sin embargo, entre Suárez e Iniesta desmontaron la teoría y con un 3-0 al Guangzhou avanzaron a la final del Mundial de Clubes, donde enfrentarán a River.

EL PARTIDO
Tanto se habla de la MSN que pareciera imposible mirar para otro lado en el Barça, los cierto es que hoy la “I” de Iniesta algún lugar en el podio catalán debió de asegurar. El manchego comprendió su rol desde el comienzo y ante el inicio incierto optó por hacer lo que mejor sabe. Plantado en la línea de los volantes, “Don Andrés” tejió el juego y con pases a profundidad encontró la primera de peligro, habilitando a Munir que se perdió el primero en el mano a mano.
El gol cayó sin que el Barcelona lo buscara en serio. El conjunto azulgrana se olvidó de la revolución para perderse en una calma que a veces miente. En un zapatazo Rakitic sorprendió al arquero, quien apenas metió la mano para rechazar el balón, pero lo dejó ahí, a merced de un Suárez que huele las oportunidades desde cualquier lugar. El uruguayo, vestido de celeste, por cierto, remató con potencia para marcar el primero.
Pasado el susto, el conjunto chino, que hasta ese momento no insinuaba ni siquiera una intención de atacar, se olvidó de su letargo y bien pudo igualar el marcador. Elkeson, delantero centro de esos que con poco puede hacer mucho, estuvo cerca de conseguir el gol con un cabezazo que se iba a colar en el ángulo inferior derecho de Bravo, pero el chileno se estiró cuanto pudo para frustrar el empate.

EL COMPLEMENTO
El Barça tampoco es que hiciera mucho en la segunda mitad, pero con lo que hizo fue suficiente. Los 15 minutos del descanso congelaron las intenciones del Guangzhou y ahí lo culés se apoderaron del partido. Iniesta tomó el balón y esperó paciente, hasta encontrar uno de esos huecos que sólo él ve. En una jugada con Suárez, el de Fuentealbilla mandó un pase telegrafiado que el uruguayo controló con el pecho y al vuelo definió ante la salida del arquero. Bella postal catalana en pleno Japón.
El encuentro desde luego se hizo de un solo lado, consciente de que el domingo el duelo ante River representará un mayor desgaste, el Barcelona paseó el balón lo más que pudo. En una jugada aislada, casi por casualidad, Munir cayó dentro del área y el silbante marcó penal, Luis Suárez convirtió la pena máxima y con su Hat-Trick hizo olvidar la ausencia de sus dos grandes socios. Messi y Neymar pueden estar tranquilos, el uruguayo puede con todo.
El Barcelona enfrentará a River el próximo domingo en busca de su tercer Mundial de Clubes. En un duelo que seguramente no será fácil para los culés. La principal incógnita para Luis Enrique está en saber si podrá contar con su tridente ofensivo. Ya el tiempo lo dirá.

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