REDACCIÓN Deportes.- En Red Bull se niegan a aceptar su nuevo papel secundario en la Fórmula Uno. Tras cuatro años consecutivos dominando la escudería británica ha visto cómo Mercedes y Ferrari le han adelantado por la derecha, y encontró en Renault un culpable al que señalar por ello.

El cruce de declaraciones entre equipo y proveedor hizo que la tensión aumentase hasta el punto de que la marca francesa amenazó con romper relaciones. Incluso el equipo de los dos toros comenzó a buscar nuevo motor, y, finalmente, tuvo que recular con la soga al cuello para tener motor en 2016.

Pese a ello el director deportivo de la escudería, Christian Horner, asegura que ellos “no ha habido nada injusto en sus comentarios. Siempre hemos dicho la verdad. Este es un negocio muy competitivo, y la junta de Renault siempre ha estado muy lejos de nuestro equipo. No es como Dieter Zetsche, en Mercedes, o Sergio Marchionne, en Ferrari, que casi siempre vienen a las carreras. Con lo que dijimos intentamos que nuestros mensajes llegasen hasta ellos, hay una serie de problemas que necesitan ser resueltos”, afirma.

“Nuestros comentarios nacen de la frustración. Ellos prometieron mucho y las expectativas eran grandes. Está claro que no es bueno hablar de estas cosas en público, pero creo que nuestros comentarios nacen de la frustración. Los equipos de Mercedes sí han tenido progresos reales y Ferrari ha subido un escalón, por lo que al final la brecha se ha hecho más grande. Hemos caído más y más abajo, y ahora estamos en una situación complicada. Es frustrante si piensas cómo terminamos en 2014 y como hemos terminado ahora”, explica.

Además, Horner cree que el problema con Renault está más bien en la filosofía de las partes: “Ellos son una compañía muy conservadora, y nuestro ADN es más competitivo, siempre queremos estar arriba, avanzar. Nos prometieron mucho a finales del 2014 y en la pasada pretemporada, y eso hace que las expectativas crezcan”, sentencia.