POR MANUEL GÓMEZ C.
FOTOS: ALBERTO MONTALVO

ENTRE tantas emociones, Raúl Jiménez termina por estallar en llanto. Lo hace delante de una multitud que comprende su alegría, su sentimiento, la nostalgia de tener que dejar a su familia para abrirse camino en busca de la gloria futbolística.

“Asimilaré de la mejor manera posible ese sentimiento”, comparte el muchacho, aún con lágrimas y sollozos. “Estaba consciente que el volar, el dejar el Nido de Coapa y el nido de mi propia casa provocaría sentimientos complicados, pero repito, no es una aventura, voy por éxitos”.

Definitivamente “no es una aventura, viajo en busca de éxitos”, repite una y otra vez, con tal de convencerse. “Me siento contento, con una sentimiento de tristeza, porque por el momento dejo a mi mamá, a mis hermanos, a mis amigos, a todo mundo, que siempre me ha apoyado, pero tengo la seguridad de que triunfaré, de que tendré éxitos”, acentúa.

Momentos difíciles, conmovedores, cuando se funde en un abrazo con su madre, doña Martha, y luego con cada uno de sus hermanos. El pasaje es captado por los fotógrafos, quienes se abren paso para captar las mejores escenas del prometedor artillero mexicano, en su partida rumbo al Viejo Continente.

Por eso, pasadas las 18:00 horas, Raúl aún batalla por cruzar el filtro de seguridad. Por ahí no puede ingresar ya su familia, la cual se queda ahí, rodeada por una multitud que descubre sonrisas y llanto. Por eso contagia a algunos que atestiguan el suceso.

Los familiares también rompen en llanto, sobre todo cuando el muchacho, entre sollozos, justifica su partida… “Mamá, voy por éxitos. Allá los espero”, dice, convencido de este cambio de hábito.

En cuanto logra controlar sus sentimientos, Raúl voltea y dirige los pasos sin dar marcha atrás. Todavía voltea y dirige besos y sonrisas hacia su madre.
Eso sí, tendrá a su padre, del mismo nombre, a un gran acompañante. Será él quien lo acompañe a su nuevo destino… la Liga de las estrellas, donde milita el monarca español, donde buscará triunfar.