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14, agosto 2014 - 10:56

┃ ESTO

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POR GUILLERMO MARTÍNEZ G.
FOTOS: JUAN RAMOS

EL clavadista Rommel Pacheco visitó el Museo y la redacción del ESTO.
Platicó, contó anécdotas y miles de situaciones que le han pasado en su vida, que lo han hecho un ser humano sencillo, agradable.

El clavadista comentó que tal vez este sea su último ciclo olímpico, pero después, con una enorme sonrisa dijo que podría no ser verdad.

“Aunque todo puede pasar. Viene Río de Janeiro, y el Mundial de FINA en 2017, en Guadalajara. Veremos qué pasa. Por el momento me estoy preparando para el Nacional que será selectivo para los Juegos de Veracruz 2014”.

Reconocido, admirado, pero sobre todo es, un gran poeta de los saltos ornamentales. Un soldado que desde niño se subió a un trampolín y hasta la fecha su pasión por el deporte le ha impedido abandonar los clavados.

“Bueno, ahora cambio de plataforma a trampolín. Los dos tienen sus grados de dificultad, pero era necesario dar ese salto, sé que con ello puedo lograr esa medalla olímpica, con la que sueño. Todos los días pienso en ese momento. Así que espero decir adiós a esta disciplina con una gran presea”.

Sencillo, optimista, contagió con sus bromas y su buen humor. Porque sabe que esta es su casa e incluso reconoció que su trayectoria está escrita en tinta sepia desde que era un colegial de primaria.

Peleador incansable. Con mucha cuerda para seguir imponiendo su estilo, su forma de enfrentar a los rivales.
Hombre dedicado al deporte, aunque también ya piensa en el futuro.

“Me gustaría dedicarme al término de los clavados a la política. Me encanta. Ojalá sea en mi tierra. En Yucatán, donde implantaría albercas y mejores oportunidades para el deporte. Afortunadamente ahí la situación está muy bien, hay trabajo, es muy tranquilo y se pueden hacer más cosas para los jóvenes”.

Entonces habló de la comida que se hace allá. Su semblante cambia, hasta hizo que amáramos todos los platillos del menú que mencionando.

Ordenado. Disciplinado. Tranquilo. Respetuoso de las reglas deportivas. Acostumbrado al trabajo diario.
“Después de unos Juegos Olímpicos nos dan un mes de vacaciones. Pero hasta ahí, porque después vienen competencias y no puede uno dejar de entrenar. Pero es parte de esto. Así que nos levantamos temprano y otra vez a la carga”.
Licenciado. Ha pensado hacer una maestría, pero otra vez regresa el tema de la política. Pero también recuerda nuevamente sus primeros pasos en los clavados. En cuando seguía la figura del medallista olímpico Fernando Platas.

Esto es solo un poco de lo que es Rommel Pacheco, el amigo, el atleta, pero sobre, un gran símbolo de los clavados.