La tarde de ayer el doctor Rafael Vázquez Bayod, reconocido especialista traumatólogo y Jefe de los Servicios Médicos de la Plaza México, convocó a una rueda de prensa en las instalaciones de su clínica Orto Alpha ubicada en Polanco para informar sobre el alta médica que recibió finalmente el subalterno Mauricio Martínez Kingston, luego de la grave cornada que recibió el pasado 17 de diciembre en un Jueves Taurino celebrado en la Plaza México, por asta de un toro de San Marcos.

Mauricio agradeció a los doctores que le salvaron la vida y a Dios por mantenerlo vivo, fue un tanto breve en sus comentarios y es por obvias razones debido a su debilidad tras el serio percance que le mantuvo al borde de la muerte.

El torero de plata admiró por su semblante, no parecía que había sufrido una cornada de ese tamaño; estuvo animado y nada desmejorado, pese a que ahora vive con un pulmón y cuarto, además de varias placas que le fueron colocadas en las costillas.

Mauricio fue categórico: “Quiero volver a torear”. Indicó que hará lo posible por reaparecer, aunque claro, se debe observar su evolución, además de que la rehabilitación será larga.

“Es muy prematuro hablar de una reaparición, primero hay que ver el progreso de salud del torero”, manifestó en la conferencia el doctor Rafael Vázquez Bayod.

Luis Miguel González, quien está al frente de la Unión de Subalternos, de igual manera se admiró del semblante de Mauricio, “se ve muy animado”, apuntó el líder de los toreros de plata, quien también subrayó que los gastos médicos ascendieron a más de un millón y medio de pesos.

“Las arcas quedaron vacías, pero lo más importante es que le salvaron la vida”, apuntó Luis Miguel.

Una vez concluida la conferencia Mauricio viajó a Cuernavaca, donde hará su rehabilitación en la casa de su hermano para que vaya haciendo su vida normal, con los cuidados normales.

Mauricio señaló que del percance no recuerda nada, únicamente lapsos, pero muy borrosos; se dijo que estaba despierto durante la cornada, aunque no con la conciencia clara.

Al despertar del coma inducido lo primero que pensó es que estaba en Francia y no estaba consciente de la situación, lo cual era normal por los días que estuvo sedado.

El milagro de la vida sucedió en Mauricio.

Está de regreso, está vivo.

Héroe de batalla, que apenas se volvió a poner en pie y su máximo deseo es regresar a la zona de batalla. Ahí, donde los hombres pasan a ser héroes.

Los horrendos momentos han quedado atrás, quedará solo el recuerdo y el repaso de que la fiesta de los toros es más que de verdad. (MAG)