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6, enero 2016 - 23:15

┃ ESTO

Nota-Box-Lupe Pintor

POR JOSÉ LUIS CAMARILLO

José Guadalupe Pintor Guzmán, quien en junio próximo ingresará al Salón de la Fama del Boxeo Internacional de Canastota, Nueva York, fue uno de los personajes que asistieron ayer a la premier de la película Creed – Corazón de Campeón. Fue natural que los micrófonos de la prensa se sucedieran uno a otro para recoger su opinión.

A mediados de diciembre pasado, se publicó en ESTO una semblanza suya en la que recordamos que se metió al boxeo como muchos otros niños, para defenderse de los abusos de gente mayor en su natal San José de los Cedros, Cuajimalpa. En ese artículo se hizo hincapié en que su ingreso de lleno al pugilismo le costó un pleito definitivo con su papá -quizá porque dejó de ayudarle en el oficio familiar de vender nieves- y la salida de su hogar. Dos de sus hermanos, Martín y Efraín, también fueron peleadores profesionales.

Creed es la historia de un muchacho que necesitó de un trabajo de equipo para llegar a donde se proponía, y Lupe recordó que él formó parte de un gran grupo, encabezado por Arturo “Cuyo” Hernández, el mánager más grande del boxeo mexicano.

“Yo tenía un equipo formidable, con mi asesor, ‘el Cuyo’; con mis entrenadores, Jorge Ugalde y Tony Torres, y con el apoyo de ese señor tan importante como fue don José Sulaimán, que era el que generaba ese ambiente tan bonito, que generó las oportunidades para los mexicanos, así fue que me llegó la oportunidad que me correspondía. Claro, eso fue posible gracias a la dedicación, al esfuerzo, a la determinación que siempre mostré”.

 

BENDITA NECESIDAD

Lupe abundó sobre su sentimiento de haber sido elegido como nuevo miembro del mencionado pabellón de inmortales.

“Este reconocimiento, este premio, no sólo es mío, es de toda esa gente, de ese equipo que participó conmigo. Lo dedico también a mi familia, a mi mujer, a mis hijos; al mismo tiempo es un compromiso para que tengamos una vida digna. Cuando era niño, cuando ingresé a este deporte, lo hice con sueños, con ilusiones. Gracias a Dios tenía esa necesidad que me obligó, que me comprometió; esta enorme designación es el resultado de esa vida bien llevada a través de la disciplina”.

 

DISFRUTARLO EN VIDA

El apodado “Indio de Cuajimalpa” reiteró que “ingresar al Salón de la Fama es una recompensa al esfuerzo, al sacrificio, a la disciplina, una palabra tan maravillosa que bien aplicada nos da esa gran oportunidad; es una bendición que en vida pueda recibir este reconocimiento y compartirlo con los aficionados que un día me apoyaron, con los medios que en algún momento me motivaron con las críticas, con los halagos, y de alguna manera es muy importante, es el epílogo de una vida dentro un deporte tan maravilloso”.

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