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Mira

8, enero 2016 - 9:04

┃ ESTO

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CORTESÍA DE JESÚS TEPEPA

DESDE la antigüedad han habido soberanas así como soberanos quienes se han convertido en auténticas figuras significativas a través de todo tiempo… La señora Verónica Louise Ciccione ha sido, es, será, ayer, hoy, mañana y siempre, Madonna, la única y auténtica reina del pop…
El Palacio de los Deportes se convirtió las noches del miércoles y jueves en templo poperístico al conjuro del nombre de esta real vedette con clase universal, infinidad en cambios de vestuario, embrujó con tan solo ponerse frente a esos miles de fans quienes coreaban su canto… ceremonia de danza contemporánea con su figura enmarcada en sonidos multicolores. Esa es Madonna.
La señora camina mágicamente A través del cielo… se regodea jugando a ser o tal vez siendo una Chica mala, aunque para todos los ahí presentes en cuerpo, alma, corazón, mente, espíritu, es un Ángel llegado desde todos los cielos.
La Celebración es un verdadero frenesí, se desatan las pasiones ataviadas de inmensas formas que dan vida a la misma vida de esta diva, porque lo es… desde el fabuloso pasado emerge aquella Chica material haciendo soñar y embelesa en ese anhelo.
Las lágrimas aparecen en su mirada, aunque en los adentros haya sonrisas… se siente porque se sabe Erótica… pero es un homenaje a Eros, hay fineza en sus desplantes, por un instante permanece Congelada dentro de una infinita llamarada…
Alardea ante esos miles… grita a la rosa de los vientos Soy Pecadora… invoca a un Hermoso asesino quizá para matar malos momentos y revivir, reinventarse como lo ha hecho por décadas pues siempre vuelve a nacer.
El amor la envuelve… clama a los aires Loca por ti… es ella misma, no hay otra ni mínimamente semejante, quienes se le han querido comparar sucumben ante el avasallante encanto de esta mujer transmutada en símbolo de más de una época.
Camina sobre nubes para arribar a ese fabuloso sitio llamado La isla bonita… es el lugar donde destila su propia magia… aquella mar que al verla pierde la calma… sin embargo no hay furia en el oleaje porque acaricia con su mirada.
La irreverencia se hace rostro, figura, voz… Soy adicta… ¿confesión, arrogancia, reto? ¿acaso importa?… aunque desde el fondo de los sentimientos aparece aquella lejana súplica… Papá no me regañes… ¿alguien puede mostrarle enojo?…
Desde el recinto de las deidades se han asomado los seres divinos para contagiarse con este delirio… ella va, viene, dice, calla, vuelve a decir, continúa siendo ella porque ha retornado desde sus pensares así como sentires.
México se le rinde y como muestra de reciprocidad emerge ¡La Cucaracha!… pareciera inverosímil, pero nada le es imposible… su imagen parece cambiar no obstante continuará elevando los espíritus porque para muchos sigue siendo Como una virgen…