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Mira

19, enero 2016 - 9:02

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LA actriz mexicana Salma Hayek, una de las más sobresalientes a nivel mundial, aseguró que no es lo mismo subir que evolucionar, lo que para ella es lo más importante, dijo que para conseguir el éxito profesional y personal nunca ha caído bajo.
En 2002 fue nominada como Mejor Actriz al premio Oscar por la película “Frida”, es una de las figuras más importantes en Hollywood, acreedora de varios premios y defensora de las causas sociales. Sin embargo, tampoco se considera un ejemplo a seguir.
“No me siento como una persona que tiene que ser ejemplo. Estoy muy interesada en seguir evolucionando. A veces, cuando evolucionas, tienes que caer muy bajo, pero yo no tengo la presión de caer bajo, y no evoluciono para los otros, lo hago para mí, aunque en conexión con los otros”, explicó.
Admitió que en 49 años de vida le han sucedido cosas horribles y que nunca las ha contado porque no usa sus tragedias para atraer a alguien en el plano emocional.
“Sólo quiero ser un recordatorio de que conseguí mi felicidad porque fue la opción que tomé, lo mismo que el amor”.
Más que ejemplo, “deseo ser un testimonio de lo que sí se puede hacer y lo hago por mí, pues me quiero ir de este mundo sabiendo que hice todo lo posible para evolucionar espiritual e intelectualmente en mis relaciones con las demás personas, que hice una contribución al planeta”.
“Así me quiero ir y no es que venga a ser la salvación del mundo, significa evolucionar y todos podemos hacerlo mientras no pises con malicia a nadie más, porque subir no es evolucionar, esa es la diferencia”, aseveró.
Salma Hayek vino a México como parte de la promoción de la película animada “El profeta”, inspirada en el libro del poeta libanés Kahlil Gibran, la cual se estrenará en México el 22 de enero próximo y cuya premier fue el domingo pasado.
Se trata de su obra más emblemática, compuesta por una serie de poemas de carácter existencial y filosófico.
La historia sucede en la isla imaginaria de Orfales, donde “Almitra”, una niña de ocho años, conoce a “Mustafá”, preso político sujeto a arresto domiciliario. Entre los dos se teje una amistad fuera de lo común.
“El profeta”, en su opinión, logra que los niños se identifiquen con el ritmo de la poesía y las imágenes, porque asocian los valores de la filosofía.

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