EXCESIVA cobertura de medios electrónicos como impresos y on-line se generó en torno al encuentro del laureado cineasta mexicano Alejandro González Iñarritu a la par que el actor estadounidense Leonardo DiCaprio, quienes al arribar ayer a la Ciudad de México con motivo de reforzar el lanzamiento comercial del filme “El renacido” (“The revenant”), que está con 12 nominaciones para el Oscar 2016, se propició a la vez al caos, ante el hecho de que a determinada hora ya no se permitió el acceso por parte del personal del hotel, por la abrumadora presencia de periodistas.
Aunque representantes de medios de circulación nacional tanto impresos como televisivos en primera instancia intentaron entrar por la puerta principal, el guardia del lugar mandaba a los periodistas por la calle de Hamburgo, donde accesan los proveedores del hotel.
Minutos y minutos permanecieron formados en una fila larga, larga, larga, cuando a las 16:16 horas, una persona de seguridad dijo: “Por esta puerta no se les dará el acceso, ya no está permitido”.
Y una vuelta más de regreso a la entrada principal para que los rudos guardianes expresaran: “No se nos ha dado la orden de que ingresen por esta puerta”.
Se pidió que le hablaran a los RP de la 20th Century Fox, ante la ansiedad de la multitud de periodistas que estaban detenidos y no tendrían de primera mano las declaraciones de las estrellas internacionales de Hollywood.
Por fin, dan la indicación de que sí se entrara.
Ya en el Gran Salón, había decenas, decenas y decenas de periodistas, unos 300, que ya habían saturado el lugar.
Y otra vez, a unos centímetros de poner un pie al Gran Salón, se vuelve a impedir el acceso. Y en tirante “palabreo” con los de seguridad que custodiaban la entrada, fueron otros minutos que parecieron siglos de espera.
Y sí, nuestros pies logran entrar al mencionado salón… A segundos de tener enfrente a los grandes del cine, Alejandro González Iñárritu y Leonardo DiCaprio posando para las fotografías.
Avasallante cobertura periodística para los genios de “El renacido”. (Alma Rosa Camacho)