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1, febrero 2016 - 18:36

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Nota-Otros Deportes-Carlos Mercenario

POR GUILLERMO MARTÍNEZ G.

Carlos Mercenario se hizo medallista olímpico, luego de haber encontrado una motivación para dedicarse al deporte, al estar viendo los Juegos de Montreal 76.

Con apenas seis años de edad, miraba la televisión cuando de repente el mexicano Daniel Bautista apareció en la pista y cientos de gentes gritaban el nombre de México.

“Ahí es cuando te das cuenta que deseas hacer lo mismo; que no digan tu nombre sino el del país. Entonces apagué la tele y junto a otros niños comenzamos a jugar haciendo los ritmos de la marcha, sin saber qué era una disciplina”.

Mercenario es poseedor de una medalla de plata en los Olímpicos de Barcelona 1992, en los 50 kilómetros. Logro que le costó empeño y dedicación, pero sobre todo, pasión por el deporte y de ser un creyente en que todo se puede lograr .

“Vi a Daniel flanqueado por dos alemanes, uno de cada lado. Pero estaba bien preparado y al entrar al estadio rápidamente se supo que lograría el oro. Ese sentir siendo un niño, que te deja el que otro gane, es lo que me motivó. No jugaba a las escondidillas ni otras cosas, sino hacer caminata en las calles”.

Carlos platicó que así jugando, se colaba al Comité Olímpico Mexicano.

“Vivía cerca de ahí, por lo que aprovechaba para meterme a las instalaciones pensando que era un deportivo, hasta que me dijeron que era el CDOM, donde se preparaban los deportistas. Fueron travesuras sanas, de niño, hasta que un entrenador me jaló para enseñarme a entrenar”.

Su primera competencia fue en la Semana Internacional de Caminata, en una prueba de tres mil kilómetros.

“Ahí peleé el primer lugar contra un venezolano. Como era una rivalidad entre un mexicano y un extranjero, poco a poco los demás atletas que estaban en otras pruebas se acercaron para vernos. Es cuando creció el compromiso para aguantar a como diera lugar”.

Después fue a un campeonato centroamericano que lo introdujo al alto rendimiento y continuar con una carrera que le hizo conocer otros países.

“Mi primer salida al extranjero fue a Barbados, donde gané. Compré los diarios de aquél país y mencionaban a un mexicano. Fue lo que más me ha emocionado. Desde ahí seguí con la marcha como una energía positiva para mi persona y mi familia que siempre me daba consejos”.

Carlos supo de otros deportes en el CDOM, pero continúo con la caminata como algo que traía en su mente para alcanzar la gloria.

“Una tarde le pregunté a un entrenador quién era el campeón de los 50 kilómetros, y me enseñó a un atleta que estaba corriendo en la pista. Después le pregunté por el de 20, y me señaló a Ernesto Canto. Fue que me cayó el veinte de que es el deporte donde los mexicanos siempre ganan, y decidí quedarme ahí”.

Así fue disfrutando las mieles del triunfo en el mundo y el país.

“Sacas la casta, el orgullo que aunque estaba muy pequeño me sentí comprometido porque desde un inicio no gritaban mi nombre, sino el de México, tal como le pasó a Bautista. Después en cada competencia, aunque me ahogaba de cansancio, hacía todo para completar la prueba, hasta que conquisté la medalla olímpica”.

Sus entrenadores fueron Jerzy Jausleber; José Alvarado, Pedro Aroche y Juan Hernández.