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11, febrero 2016 - 12:19

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“CANELO” (quinto de izq. a der) tiene seis hermanos, con los que en una ocasión subió al ring en la misma noche, para imponer una marca. Son: Rigoberto (extrema izq.), Daniel Giovanni, Ricardo, Gonzalo, Víctor y Ramón.

Por José Camarillo

 RIGOBERTO “Español” Álvarez le puso unos guantes por primera vez a su hermano, el “Canelo”, cuando éste aún tenía 10 años de edad. Su rival era otro niño, de estatura un poco mayor.

Con ganas de tirarse a la cama, desilusionado por el nulo éxito logrado en su incursión en Tijuana, desde donde había manejado por más de 30 horas, se animó para mirar a su hermanito en acción, en la calle.

Al principio, para Rigoberto fue como un juego, según nos reveló.

“Sinceramente, no le tomaba mucha seriedad (al “Canelo”, que estaba lejos de ser llamado así), no imaginaba lo que él traía. Empezó a intercambiar golpes con su amiguito, y lo que pasó en ese momento fue algo que siempre que lo he contado se me eriza la piel porque lo vi y me sorprendió. Dije ‘Diosito vengo desilusionado de algo que es mi sueño, este deporte (el boxeo), y me recibes con un regalo con este muchacho con este don´. Saúl empezó a llorar cuando comenzó a boxear, pero fue de rabia.

“Lo vi pelear con un coraje grande para su edad, le veía esa fuerza, corazón, ímpetu; él ya lo traía. Ese día él, sin tener la menor idea de lo que era boxear, tiraba unos golpes muy bonitos, con bravura. Entonces dije ‘este muchachito, desde aquí, desde este día, va a ser alguien’, y volvió a ilusionarme. Le pregunté ‘¿realmente quieres ser boxeador?’, me dijo ‘sí, quiero ser como tú’, y se le veía como muy enojado. Entonces le dije ‘si usted me hace caso a partir de hoy y todos los días, usted no va a ser como yo, va a ser mucho mejor, pero yo lo quiero ver aquí a diario’.

“Me ilusioné con el muchacho y desde ese día, fuera de la casa de mis padres, en la calle, en un campo, en una unidad deportiva, en Juanacatlán, empezamos a entrenar y de ahí lo empecé a llevar a los torneos sin tener un ring, porque no lo había, y el muchacho no perdió ni una pelea. Así fue como empezamos con Saúl”.

CHEPO, FIGURA CLAVE

-¿Porqué lo llevaste con Chepo Reynoso?

“Porque yo confiaba en que Chepo iba a hacer un buen trabajo con mi hermano. No lo conocía, pero escuchaba de él. Muchos de los que sabían boxeo me decían que Saúl era ‘un billetón, vale mucho dinero, no sabes lo que tienes en tus manos’. Yo les contesté ‘sé lo que tengo, pero por mi inexperiencia de lo que es el boxeo, puedo cometer un error con mi hermano, y yo quiero que triunfe’. Yo sabía que en ese tiempo Chepo trabajaba muy bien con ‘Chololo’ Larios, ‘Chatito’ Jáuregui, y varios muchachos a que los estaba manejando muy bien. Yo me fijaba en eso y por eso tomé esa decisión. Yo no estaba seguro de tomar buenas decisiones. Si pensara como ahora, no lo hubiera hecho, porque ya conozco el camino y creo que les he aprendido mucho a ellos, de cómo llevar a los peleadores”.

-¿Fue un acierto?

“Creo que no me equivoqué y tampoco fui ambicioso. Si hubiera pensado así, lo hubiera perjudicado; tal vez me hubiera equivocado, por la inexperiencia, posiblemente hubiéramos tomado una pelea que no era conveniente”

-¿Pudiste precipitar su carrera?

“Si, exacto, y no lo hubiera hecho por dinero, si no, me hubiera quedado con él; quizá me hubiera equivocado porque no lo hubiera dimensionado”.

El “Español” Álvarez mencionó a otras personas que tuvieron que ver positivamente en su propia carrera.

“Yo creo que los conocimientos que he adquirido es por medio de Chepo, Rafael Mendoza y Roberto Sandoval. Roberto es un entrenador de Tijuana; él también me enseñó muchas cosas. Traía al campeón mundial ‘Terra’ García, que ahora es comisionado de box en Tijuana. Yo era su sparring, le ayudaba bastante; estábamos fuertes los dos. Él tenía una pegada terrible”.

-No continuaste con Sandoval.

“Con el tiempo, yo ya no peleaba ni entrenaba. Chepo me convenció porque en alguna ocasión él tenía a Hugo Lomelí, un peleador de Guadalajara, y me dijo que si le ayudaba a boxear a Lomelí, y lo hice. Le ponía sus tundas y Chepo me decía que yo estaba fuerte, en forma; me preguntó del por qué me retiré y que si no quería una pelea, y me convenció. Así nos empezó a entrenar a Saúl y a mí”.

-¿Cómo vino tu primer cinto?

“Fui campeón estatal, luego de Fecarbox y latino. Yo quería un campeonato para sentirme orgulloso, con mis hijos, con mi familia, y después me gustó y empecé a ganar por nocaut. Se presentó el campeonato nacional, también lo gané, y luego la pelea de título del mundo, que también gané, y ahí Saúl tuvo que ver; fue la manera como él me regresó algo”. (CONTINUARÁ)

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