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15, febrero 2016 - 11:56

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Documental italiano sobre el problema de los refugiados del conflicto sirio domina la competición

 

ALEXIS GRIVAS EN BERLÍN

 

ENTRE las películas estrenadas este fin de semana en el festival la que destacó fue sin duda el largometraje documental “Fuego en el mar”, del italiano Gianfranco Rosi, que presenta de manera tanto elocuente como novedosa desde el punto de un realizador-autor el drama de los inmigrantes ilegales que huyendo del conflicto sirio acompañados además de otros refugiados provenientes de países árabes y africanos arriesgan su vida para, atravesando el mar Egeo en embarcaciones de fortuna y pagando fuertes cuantidades de dinero a los pasadores turcos, tratar de llegar a Europa.

Esta una situación que ha cobrado miles de vidas de gente ahogada en el mar. A lo largo de 2015 han llegado a los principales puntos de acogida, Grecia y Italia, más de 800,000 refugiados, mientras que un millón más se esperan este año. Este problema, a pesar de haber cobrado dimensiones paneuropeas, afecta principalmente  los citados dos países, ya que muy pocos de los refugiados han sido dirigidos hacia el resto de los países europeos a pesar de las múltiples reuniones de cumbre organizadas con este fin.

En “Fuego en el mar”, lo que hasta ahora sido tratado en el ámbito de los reportajes y de noticiarios televisivos  que cada día acaparan los medios europeos y hasta mundiales adquiere aquí una  dimensión universal, ya que Rosi, en su propósito de acercarse al tema desde un punto de vista muy diferente, se instaló durante un año en la isla italiana de Lampedusa donde llegan miles de refugiados-inmigrantes en su intento de llegar a la costa continental  italiana a una distancia de 120 kilómetros.

El proceder del realizador fue de presentar en un primer término el quehacer diario de los habitantes de la isla, con unas pocas y aisladas referencias a los intentos de los guardacostas italianos de asistir los inmigrantes. La llegada de estos últimos y la manera en que este flujo humano se incorpora en la cotidianidad de los habitantes de la isla cobra fuerza y domina la película en la segunda mitad de ella a través de las estremecedoras imágenes captadas por Rosi a lo largo de las operaciones de salvación en las que fue autorizado a participar. Viejos, jóvenes, niños, gente rescatada al lado de los cuerpos sin vida recobran una fuerza impactante al contraste con la realidad de esta isla.

Sin duda alguna esta película viene a ilustrar de la manera más significativa el contexto en que se sitúa este año la Berlinale, no solamente por su tradicional carácter de un certamen mas  “politizado” y abierto a causas sociales que otros importantes encuentros del cine mundial. Desde el inicio del festival tanto en la nota de introducción al programa por parte de su director Dieter Kosslick como durante la gala de inauguración el tema dominante en los discursos de la ministra federal de la cultura, del alcalde de Berlín y de la presentadora de la ceremonia fue aquel de los refugiados y de la obligación de Europa de acogerlos además de  controlar las reacciones de la ultraderecha que en varios países europeos  se ha lanzado a través de manifestaciones racistas, de discursos y de violencia física contra los refugiados.

Se puede entender que en el contexto de Alemania que va de par con aquel del festival el tema tiene resonancias mucho más caladas en el pasado del país además de repercutir actualmente a la popularidad de Angela Merkel, quien va de capa caída a raíz de las críticas que recibe por su política de puertas abiertas respecto al otorgamiento de asilo político a los refugiados. Resultó significativo que George Clooney, el día siguiente de la inauguración del certamen con Hail Cesar que protagonizaba, se reunió con Merkel para debatir justamente el tema de lo refugiados en un gesto de  claro apoyo hacia la líder alemana que igual se verifica por parte del festival. Si por otro lado consideramos el tema desde la perspectiva de la Berlinale, el caso de esta película tiene sentido especial: su presentación en competición no solamente valida la postura del festival al respecto pero además su eventual premiación, algo que se considera muy probable, enviaría un mensaje de solidaridad a nivel político y ideológico a pesar de que como se sabe bien un film no puede cambiar sustancialmente la opinión publica y/o hacer que los lideres políticos se sensibilicen respecto a temas que afectan su popularidad…

El impacto de “Fuego en el mar” fue tal que definitivamente otras películas estrenadas durante este fin de semana quedaron rezagadas, quizás con justa razón además. De las dos francesas en competición, “Tener 17 años”, del veterano y buen realizador Andres Techine, que trata de la vida de dos jóvenes, es al problemático guión de Celine Sciamma y del mismo  director que uno echaría la culpa por el muy desigual resultado en pantalla mientras que “El futuro de la Mia Hansen Love” resulto ser el poco interesante relato de la vida de una profesora de universidad en materia de filosofía, interpretada por Isabelle Huppert, que se enfrenta a cambios drásticos de su manera de vivir al ser abandonada por su marido.

Mucho mas interesante resultó la aportación portuguesa en la competición. Se trató de “Cartas de guerra”, donde Ivo Ferreira, basado en las cartas que el escritor Antonio Lobo Antunes publico en 2005, logra crear un ambiente donde lo realista y lo poético se mezclan con mucha eficiencia en un relato basado en las cartas que un doctor militar envió a su esposa desde el frente de la guerra colonial portuguesa en Angola a los inicios de los setentas.

Bastante actividad se registro por otro lado en la Berlinale en el terreno del cine mexicano. Estreno en el Forum del largometraje “Maquinara panamericana”, primera obra de Joaquín del Paso coproducida con Polonia. El joven realizador nació en 1986 y estudió en la famosa escuela cinematográfica de Lodz. Dirigiendo a partir de un guión de él y de la polaca Lucy Pawlak, del Paso inicia su relato en un tono y tema realistas, el de una fábrica que cierra a raíz de la muerte de su propietario, para pasar a continuación a un estado “superior” donde ocurren situaciones casi surrealistas conforme lo trabajadores deciden encerarse dentro de la fábrica tratando de adoptar soluciones que los sacarían de la situación creada por la muerte del propietario, al enterarse además que la fábrica por todos estos años estaba en estado de quiebra y que era el dueño finado que les pagaba lo sueldos de su propia bolsa…por aquí me suenan, con todo su permiso, unas referencias Buñuelianas… ¡y no lo digo por mal, que conste!

Estreno también en competición esta vez del corto “El buzo” de Esteban Arangoiz a la vez que dentro de las actividades del Mercado Europeo de Cine (EFM) el día de hoy México formó parte de un grupo de países que fueron objeto de una mesa redonda respecto a las posibilidades que ofrecen para coproducciones internacionales y la utilización de fondos públicos.

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