POR GUILLERMO MARTÍNEZ G.

SUS ojos miran hacia Río de Janeiro.

Con la esperanza de convertirse en una leyenda del pentatlón moderno, en los Juegos Olímpicos de Río 2916.

Pero ante todo, Tamara Vega muestra humildad.

Sencilla porque “estoy dedicada al deporte”, del que aprendió a ser disciplinada y constante en los entrenamientos.

Así se presentó en su visita al diario ESTO.

Donde quedó asombrada del catálogo que se tiene de su trayectoria desde sus primeros Juegos Olímpicos de la Juventud hasta la fecha. Recorrió el Museo Ídolos, donde observó y acarició con su mirada cada objeto que se exhibe; medallas olímpicas, antorchas, recuerdos de deportistas y artistas.

Tamara Vega es adicta a los helados, algo que pocos conocían, además del cine cuando “tengo tiempo”.

Y es que el pentatlón moderno le absorbe parte de su vida.

Pero lo vide, lo disfruta, lo hace suyo en cada competencia en que se entrega al máximo.

Así lo hará en Brasil, donde ya tiene boleto asegurado.

“Aunque todavía tengo unas Copas del Mundo pendientes. Este lunes partimos a Egipto, e iremos continuando con la gira. La verdad que estoy contenta porque buscaré ser la primera mujer que conquista una medalla. Por eso me mentalizo a que lo lograré”.

El costo de ser deportista del alto rendimiento ha sido fuerte.

Pero es lo que le gusta hacer.

Ella no lo toma como una responsabilidad, sino una pasión.

Así, las medallas poco a poco fueron siendo parte de su vida.

Triunfos que solo pocas mujeres han logrado en su disciplina.

Vega Arroyos es una mujer segura.

Realista cuando sabe que no logrará cumplir una meta. Pero esta vez está decidida a alcanzar el podio en Río de Janeiro.

Para ello va bien preparada y contenta, porque el pentatlón ha sido parte de ese sueño.

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