En un tiempo donde el futbol, el dinero y los equipos se olvidan de los colores, los ídolos son a cuentagotas.

Aunque el idilio Cuauhtémoc Blanco-América denota que el amor a un escudo y una playera en realidad existen.

Fueron múltiples los llamados que el 10 hizo para regresar al nido. Por una u otra razón no se le dio hasta ayer.

La mañana del 22 de febrero de 2016 se confirmó el noviazgo entre Blanco y las Águilas. Todo inició en el sitio oficial de la Liga MX, cuando el ahora alcalde de Cuernavaca apareció registrado como jugador azulcrema.

De inmediato las redes sociales se incendiaron. El ídolo está de vuelta.

No tardó en llegar el comunicado de prensa del equipo. El reconocimiento que tanto mereció Blanco desde hace unos años por fin llegó y será en la fecha nueve cuando salte, por última vez, a una cancha de futbol como protagonista del América.

Cuauhtémoc siempre mostró carácter, nunca olvidó su cariño por el equipo de Coapa, ni siquiera cuando salió de la institución rumbo al Necaxa, Europa o la MLS.

Un amorío que llegó desde su nacimiento. El Cuau, desde su casa en el barrio de Tepito amó los colores azulcremas como si fueran suyos.

El hombre que le dio la oportunidad a Blanco llegó un día al barrio. Impresionado por la visión y juego de aquel pequeño, Ángel “Coca” González lo llevó a Coapa, lo demás es historia…

Cómo olvidar sus goles, los recortes y burlas a los rivales, Cuauhtémoc es la imagen del actual americanismo, o lo odias o lo amas. Un hombre que no es gris, al contrario, levanta opiniones y debates.

El 100 será el número con el que se despedirá del estadio Azteca, el inmueble que lo llevó a la gloria pero también al infierno con aquélla lesión de rodilla que lo dejó fuera por mucho tiempo.

Cuauhtémoc está de regreso y se despedirá del América como lo que es: un ídolo.