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Mira

23, febrero 2016 - 16:18

┃ José Ángel Rueda

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LONDRES.- En el futbol son 11 contra 11, pero al final, siempre gana el Barcelona. La frase, dicha por Lineker y que en su original hace alusión a Alemania, comienza a resignificarse en los pasillos del Emirates. Cuánto puede llegar a sufrir el Arsenal cuando enfrenta al conjunto culé, tal vez esté en su naturaleza. La historia es más o menos similar a la de otras tantas vividas entre estos dos equipos. El Arsenal compite pero sobre el final cae y hay poco que pueda hacer. El Barcelona se lleva dos goles de ventaja al Camp Nou, justo es decir que pudieron ser más, y prácticamente tiene un pie en los Cuartos de Final de la Champions League.

Contrario a lo que el guión manda, el duelo comenzó con una marea calmada. Tiene tiempo que el Barcelona no es el huracán que solía ser, aunque no se malinterprete, los daños irremediablemente terminan por ser los mismos. El vendaval viene por ratos pero es igualmente destructivo.  El orden de los factores no altera el producto, dirán algunos. El medio campo blaugrana buscó hasta donde pudo mantener la posición del esférico, casi siempre le salió bien. El Arsenal renunció desde el comienzo al balón y a partir de ahí intentó generar peligro, casi siempre con pases frontales que por momentos lograban complicar a la zaga blaugrana.

El futbol tiene esas cosas en las que nada es lo que parece. Después de unos minutos de reconocimiento, y en los que el Barcelona era amplio dominador del balón, llegó la primera jugada de peligro. En una contra maravillosa que terminó en las manos de Ter Stegen, no sin antes peregrinar angustiosamente por el área culé, hasta que Chamberlain, a boca de jarro, intentó sin éxito mandar la pelota al fondo.

La jugada pudo ser decisiva en lo que resta del encuentro. A pesar de que no terminó en gol, el fantasma de la contra frenó el ímpetu blaugrana y maniató los intentos. Messi, bien marcado casi siempre, buscaba desde el medio campo desahogar la salida, sin embargo, la distancia por recorrer era mucha. En el ataque culé tal vez fue Neymar quien más desequilibró y fue sobre el final de la primera mitad llegó el primer susto verdadero para el Arsenal.

En dos oportunidades consecutivas dejaron helado al Emirates, y quizá, vislumbraron levemente lo que en el segundo tiempo se convertiría en realidad. Suárez se perdió las dos claras, la primera, con un tiro centro que nadie remató y la segunda, mucho más importante, con un cabezazo que se fue apenas desviado del palo derecho del gigante Cech.

EL COMPLEMENTO

El complemento inició con un ritmo muy similar al primer tiempo. Wenger seguía en lo suyo, mantener su posición y buscar la contra, los de Luis Enrique, por su parte, buscaron mediante largas posiciones destantear a la zaga Gunner. La primera clara llegó tras un pase sensacional de Iniesta a Neymar, el brasileño enfrentó en el mano a mano al arquero checo y perdió, Cech sacó la pierna milagrosamente para tapar el disparo y agrandar su leyenda.

Minutos después, el Arsenal respondió con latigazos que por momentos generaban el peligro suficiente en el área blaugrana, Giroud tuvo una importante, con un remate de cabeza que Ter Stegen, con una estirada sensacional, detuvo en la línea, abajo, donde duele.

Con el partido roto, el Barcelona perdonó lo suficiente antes de abrir el marcador, Suárez, Messi y Neymar parecían no estar precisos en el último terció del campo. Sin embargo, en una contra de libreto cayó la anotación, Suárez condujo por la izquierda tras un rechace de Mascherano, tocó al hueco para Neymar y el brasileño, sin perder mucho tiempo, habilitó a Messi, que controló y amagó antes de vencer a Peter Cech. Después de tanto la pesadilla había terminado.

Con la ventaja el Barcelona encontró los espacios que antes se habían negado. Wenger arriesgó un poco más y dejó la puerta abierta. Los culés no lo dudaron y pudieron golear, sin embargo, Suárez mandó una de esas que no suele fallar al palo. Al final, solo aumentaron la ventaja con un penal generado y marcado por Messi. Flaminí adelantó el balón dentro del área y cuando reaccionó ya era tarde, Messi le había robado la cartera y no había otra más que frenarlo. Neymar, de cabeza,  pudo cerrar la obra pero Cech lo evitó. Dos goles para noventa minutos en el Camp Nou parecen ser suficientes para el cuadro blaugrana. Y más considerando esa premisa, en el futbol son 11 contra 11, pero al final…

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