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Mira

3, marzo 2016 - 21:36

┃ Luis García Olivo

Nota-Fut-Cuau

México, D.F.- Las manecillas del reloj marcaron las 10:30 de la mañana, hora exacta en la que Cuauhtémoc Blanco ingresó a Coapa resguardado de dos camionetas militares.

Inmediatamente el “100” americanista se dirigió a los vestidores, se enfundó en el uniforme de entrenamiento, con shorts y tacos escuchó la bienvenida por parte de José Romano y Ricardo Peláez, la directiva que le correspondió a su anhelado sueño.

En seguida el ahora jugador y funcionario entró a la cancha en donde el primer equipo acostumbra laborar. Ahí Ambriz y la plantilla lo esperaban para presentarse y a la par para recetarlo con la tradicional “fila india”.

Y así sucedió, entre golpes y carcajadas, Blanco recobró esa memoria que hoy tiene tapizada entre papeles y escritorios debido a sus labores en la alcaldía de Cuernavaca, el 100 trabajó junto a los suplentes que no tuvieron acción en el partido de Concachampions.

Luego de un breve “torito”, Cuau jugó un interescuadras y ahí tuvo un largo diálogo con la prometedora figura de Oribe Peralta y también con Benedetto, levemente su mirada se extraviaba entre las canchas y pasillos, pues no creía estar de nuevo en su “alma mater”.

Tras la práctica de casi dos horas, reconoció que se puso “una buena friega”, pero “al final de cuentas es un partido, yo no puedo quedar mal con la gente, tengo esa mentalidad, porque la gente siempre paga un boleto y tenemos que darle un espectáculo”, garantizó.

Ya en plática centrada con Nacho Ambriz el entrenador le explicó que arrancará contra Morelia y “depende también de cómo me vaya sintiendo, me siento bien físicamente, estuve entrenando como ya lo he mencionado, trabajé tres semanas, ya lo he dicho muchas veces no quiero hacer el ridículo. Quiero jugar bien y disfrutarlo, darle esa satisfacción a toda la gente”, describió.

Los elogios y agradecimientos no cesaron, ya rumbo a los vestidores le obsequiaron un cuadro hecho a base de plastilina, ahí repartió autógrafos y convivió con una niña enferma de cáncer, para después tomar una ducha y retirarse de lo que fue por mucho tiempo su casa.

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