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Mira

5, marzo 2016 - 19:20

┃ José Ángel Rueda

nota-futm-america-blanco

No fue gol, pero se gritó como si lo fuera. Son las cosas del futbol. Cuauhtémoc Blanco recibió el balón cerca de la punta izquierda, esa que tantas veces recorrió sin obligación alguna, lo suyo era la imaginación, caminar, quizá correr por donde el instinto mandara. Controló su pelota y con el movimiento se quitó la marca, mucho respeto le siguen teniendo los rivales que lo miran temerosos de caer en sus engaños. Tomó la bola y enfiló hacia el centro, ya iba planeando el amague. Ese amague infinito que aunque todos conocen nadie puede defender porque desde su concepción es indefendible. Franco de cara al gol, el “10” convertido en “100” picó su disparo y esperó impaciente a que la pelota bajara, fue un viaje largo, sin tiempo, de dos. A la expectativa quedó el balón en el travesaño. Centímetros separaron al ídolo del gol que fue pero no fue. Ya la imaginación se encargará meterlo. Por lo pronto Cuauhtémoc hizo su parte. Cuando la magia es legítima resulta eterna.

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