SER ídolo no sólo es tener calidad y táctica dentro del terreno de juego. Para ser un referente se necesita un poco más, humildad, sencillez, empatía y demás. Todo eso es parte de la vida de Christian “Chaco” Giménez. El jugador de Cruz Azul dio ayer muestra una vez más de su calidad como persona fuera de las canchas.

Un grupo de varios aficionados esperaban pacientemente la salida de los jugadores de las instalaciones de La Noria. Mediodía y con un sol que dejaba pocos espacios para el resguardo de sus potentes rayos; ahí estaba una familia con tres pequeños niños de entre 6 y 8 años de edad.

Los tres con la emoción a flor de piel, uno de ellos más inquieto e impaciente ante la aparición de sus ídolos. De repente, el policía que todos los días resguarda el estacionamiento frente a la casa cementera hizo la seña no esperada, pero sí anhelada: “¡Que pasen los tres niños con su familia, ‘Chaco’ los quiere ver!”, la carrera fue al instante, los cinco integrantes tomados de la mano ingresaron; los pequeños se abalanzaron sobre el mediocampista de La Máquina.

“¡Grande ‘Chaco’, eso es todo. Eres mi ídolo”, gritaron algunos que fueron espectadores de la gran escena.

Minutos después apareció otro pequeño, éste en sillas de ruedas; los seguidores celestes le avisaron a Giménez para que también tuviera el privilegio de estar más cerca del naturalizado.

Una vez que todos los infantes fueron atendidos, el jugador se acercó a la enorme puerta y firmó playeras, balones, fotografías, incluso bromeó con los fanáticos que lo ovacionaron y hasta con la prensa, a quienes “corrió” del lugar con su singular alegría: “No quiero ver a la prensa, váyanse de aquí”, dijo entre risas. (Abigail Parra/Fotos: Alejandro Villa)