VALENCIA, Esp.- Echando un vistazo a su insultante temporada americana, quizá era previsible. Y después de su exhibición de Olivenza, seguramente también. Pero la sensación de seguridad, de sitio, de superioridad de la que hizo gala Roca Rey es para ponerse a cavilar. Y más si tomamos en cuenta que tuvo tres toros medianos, de muy escuetas opciones, de una decepcionante corrida de Victoriano del Río. En todos apostó, a los tres les vio resquicio, y los acabó dominando de forma insultante. Sin sudar.

En todos los manos a mano suele haber un vencedor y un vencido. No fue éste el caso. Porque Talavante no se quedó atrás. Si no salió en hombros el extremeño fue porque sus toros además de escasa raza tuvieron cierta guasa. Los dos primeros esencialmente. Y porque su natural manera de hacerles frente, con una seguridad pasmosa, sin alharacas, no terminó de ser tenida en cuenta por un público que tradujo seguridad en frialdad. Con todo, la cúspide artística de la tarde llevó su firma.

Presentada en escalera, con algunos toros de fea tipología y otros de hechuras poco definidas, la corrida de Victoriano del Río suspendió ya en apariencia. Luego, igualada en su escaso fondo y su estrecha raza, hubo ejemplares como los dos primeros del lote de Talavante que incluso sacaron complicaciones, tapadas en parte por el oficio y la actitud del matador que tuvo delante. El astado de hechuras más proporcionadas pese a su volumen y romana –el quinto– fue también el de más calidad, pero como el resto del encierro, se consumió con celeridad.

Séptima de la Feria de Fallas. Casi lleno. Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (1º, 4º y 5º), muy desiguales de presencia, algunos feos de tipo. Corrida de escuetas posibilidades, de escasa raza y fondo. Alejandro Talavante, ovación tras aviso, silencio tras aviso y oreja. Andrés Roca Rey, ovación, dos orejas y oreja. (Texto y Fotos: Mundotoro.com)