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2, abril 2016 - 17:10

┃ ESTO

Nota-Box-Ulises Cerillo Jimenez1

POR JOSÉ LUIS CAMARILLO

El abogado Ulises Jiménez Muñoz recuerda que se metió al boxeo cuando tenía seis años de edad y llegó al Deportivo Xochimilco con el manejador Francisco Degollado, el mismo que llevó a su coterráneo de Xochimilco, Carlos “Bolillo” González, a la conquista del fajín mundial superligero de la WBO, sin imaginar que dicha disciplina le daría la fortaleza física y mental para superar el temible cáncer… como continúa haciéndolo.

“No me han dado de alta, en septiembre de 2016 cumpliré 10 años en esta batalla, en la que me daban dos meses de vida tras el primer diagnóstico”, recordó, con la sonrisa que le acompaña siempre.

Ya con el título de licenciado en Derecho por la UVM y con varios cintos boxísticos -nos mostró el de campeón continental superligero del WBC-, el apodado “Cerillo” Jiménez (le pusieron así, desde niño, “porque era muy flaco y le cortaban el cabello a rape”), visitó ESTO para platicarnos a grandes pinceladas que aparte de continuar su carrera de peleador, trabaja como policía de investigación en la Dirección General de Inteligencia.

Resaltó que “hasta que Dios me permita cumplir ese sueño que todo boxeador tiene, que es ser campeón del mundo, seguiré en los rings. Este domingo cumpliré 33 años de edad”.

Sin mediar pregunta, remachó: “Estoy en el boxeo por amor al deporte, el boxeo es mi vida”.

Ulises indicó que su padre, Mario Jiménez Valencia, ya desaparecido, se retiró como policía judicial. Era conocido como “El Xochimilca”.

“Por los casos que mi papá llevaba, se me despertó la curiosidad por las leyes penales. Ahora también hay que sostener enfrentamientos legales. En la Universidad del Valle de México aprendí a defenderme”, explicó.
“El seguir vivo es un regalo de Dios, me dejó vivo para algo importante, para ser campeón del mundo.

No pienso retirarme, así pasen 20 años más de lucha, voy a seguir ahí en pie y en guardia siempre, con las manos en alto”, puntualizó.

Aunque también se ha ceñido las fajas de la Fecarbox de peso superligero y del Mundo Hispano de peso superwelter, escoge como el hecho más significativo de su carrera cuando peleó en Ucrania en 2010. “Fui a ganarle a Víktor Lopu. Lo tiré tres veces, aunque dieron empate, me supo a triunfo. Es algo que cambió mi vida y se lo agradezco mucho a Dios. Cuando me anunciaron de Xochimilco, Ciudad de México, sentí algo que me hacía estallar el estómago. Amo tanto a México, a mi Xochimilco, y para mí fue una gran motivación”.

Luego de aclarar que sus dos últimos combates los ha sostenido con licencia de la Comisión de Box de Cuernavaca, apoyado en los exámenes reglamentarios por su esposa, que es médico cirujano, nos dijo que perdió el pasado 12 de marzo en Nueva Escocia, Canadá, por nocaut en cuatro rounds, “porque se me acabó el aire por falta de condición”.

Asimismo, confirmó algo muy lógico, como es el que ha subido a pelear muchas veces, ya con el cáncer en su cuerpo. “Yo pensaba que si iba a morir, que fuese haciendo lo que más amo. Se trató de un cáncer en una costilla (oseosarcoma), la cual me quitaron. El mal fue detectado el 6 de abril de 2006 y me operaron en febrero de 2007. Desde esa fecha y hasta el 7 de enero de 2008 fue de puras quimioterapias.”.

Agregó: “Me daban dos meses de vida y comencé a despedirme de mis amigos porque la operación de 180 mil pesos era muy cara; sin embargo mis padres consiguieron el dinero, y aquí estoy”.