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5, abril 2016 - 12:46

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POR EUGENIO DÍAZ

HABLANDO de directores técnicos, el Clausura 2016 ha tenido sólo dos cambios, muy pocos comparado con la media de recambios, de despidos. ¿Es esto una cuestión de paciencia, de aumento de temple, de serenidad, de calma, por parte de los dueños, de los directivos del futbol nacional?, ¿o es, acaso, que realmente existen los famosos proyectos, o se trata de una cuestión netamente económica?
El antecedente inmediato es el Apertura 2015. Hablamos de seis equipos que decidieron, en diferentes momentos, reemplazar a su líder. Atlas despidió a Matosas en la fecha 14 y puso a Hugo Castillo sólo por tres partidos. No ganó ninguno, llegando para este torneo Gustavo Costas. En Chivas se fue José Manuel de la Torre en la semana ocho y entró Matías Almeida, quien logró un buen 52% de productividad.
En la frontera norte, en Tijuana, la paciencia para Romano se terminó en la fecha 13. Entró al quite Raúl Chabrand como interino cuatro partidos. Para este torneo llegó Miguel Herrera, que mejoró el rendimiento del equipo, con un 44% de productividad vs. 33% del técnico argentino. Sin embargo, Miguel carga con un lastre pesado. No ha podido ganar de local. Cruz Azul tomó la decisión de contratar a Sergio Bueno, una apuesta muy criticada por prensa y seguidores del equipo. Duró 10 partidos y su reemplazo de manera interina fue Joaquín Moreno, que tras un partido dirigido le cedió el sitio a Tomás Boy, quien en seis sólo perdió uno.
Pero la guillotina no paró aquí. Dorados, el recién ascendido, que confió en Bustos para un trabajo muy complicado, le dio las gracias tras 10 partidos. Entró el colombiano Suárez, previo a la efímera presencia de un juego de Gabriel Briceño. Finalmente, hay que recordar lo que pasó en la Comarca. Santos, que contó por varios años con el portugués Caixinha, decidió irse tras la fecha 5. Al quite entró de manera interina Silboldi, para darle paso al español Ayestarán, a quien con un 39% de efectividad no le alcanzó para mantener la chamba. Salta a la vista que en este 2016, en la Liga MX sólo se hayan dado dos cambios.
Uno de ellos fue en Sinaloa, en donde los Dorados le dieron cuatro partidos a Suárez. Cuatro partidos, cuatro derrotas, números muy pobres y la presión del descenso obligaron a la directiva a tomar la gran decisión. Llegó el profe Cruz, que cuenta con un 33% de productividad, índice insuficiente para mantener la categoría. La otra institución que tuvo que cambiar a su entrenador fue el León. Juan Antonio Pizzi la dejó por tomar otro trabajo; la selección chilena apenas en la jornada 4. Su lugar fue ocupado por el “Flaco” Tena, quien después de su paso por Cruz Azul descansó un torneo.
Quedan cinco jornadas. No se percibe que algo vaya a suceder, que otro técnico deje su trabajo, y es que el descenso está prácticamente decidido, hay muchos equipos con posibilidad de Liguilla aún, y la economía de varias instituciones no es boyante.
Una pena por los promotores que no han podido ubicar a su gente, entiéndase sus entrenadores, que a su vez, llevan a sus jugadores. Otra historia será la del próximo torneo. Cuando menos cinco o seis equipos harán cambios, buscando nuevo líder de su “proyecto”. Que caliente la banca.