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8, abril 2016 - 16:47

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HOY no puede haber prudencia en el seno de un Cruz Azul sumergido, de nueva cuenta, en el señalamiento público y las burlas de hace casi 20 años. El equipo celeste visita a Dorados  tres días después del último capítulo del libro de sus fracaso. Hoy, los aficionados del Cruz Azul apelan a una reacción que les dé avisos de vida en ese vestuario. Hoy, el rival se convierte en una posibilidad de triunfo urgente.

Pero en Sinaloa todavía no dan por perdida la cosa y ante otro de los grandes podrían crecerse como para que si se van, hacerlo con dignidad. Los Dorados son un polvorín de emociones con demasiados problemas previos a la etapa que viven actualmente.

El equipo que dirige Tomás Boy tiene la obligación de ganar para amarrar una posible clasificación a la liguilla. Después del fracaso en la Copa Mx, tras quedar eliminado en semifinales por el Necaxa, los cementeros no pueden dar más espacio a las dudas que siempre se generan en torno a un equipo al que se le dificulta ganar en los momentos importantes.

Para este partido tampoco estarán los ya conocidos ausentes de La Máquina y en quienes se recargó mucho del pretexto por la eliminación copera. Boy y compañía necesitan darle un nuevo impulso a su imagen y buscar meterse en los primeros cuatro de la tabla ahora que juegan contra el peor equipo del torneo, un equipo destinado al descenso.

El tiempo se ha agotado para los Dorados, quienes ya no tienen margen de error y apelan más a uno de esos milagros que pueden darse en el deporte que a otra cosa. Hace  una semana que ya no dependen de sí   como para pensar en la permanencia y si no derrotan al Cruz Azul, todo habrá terminado.

Da la impresión de que José Guadalupe Cruz llegó tarde al banquillo del conjunto sinaloense, que con este entrenador ha tenido sus mejores momentos en el regreso a primera división y seguramente cerrará su participación de la manera más decorosa posible.

Tampoco es que haya muchos partidos entre estos dos equipos en el histórico de enfrentamientos. Sin embargo y curiosamente, de las cinco ocasiones en que se han enfrentado –en diferentes momentos de los Dorados en la primera división-, han empatado en todas las ocasiones incluido el partido del torneo anterior, cuando los cementeros fueron locales e igualaron a un tanto.

En lo que se refiere al estadio Banorte, ahí se han enfrentado en un par de ocasiones durante la anterior etapa de este equipo en el Máximo Circuito, lo que esta noche podría romperse debido a la urgencia que tienen ambas escuadras por conseguir una victoria.

Este será el último partido en el que los Dorados reciban a uno de los cuatro grandes en su casa. Después, quizá, tenga que pasar un tiempo para que esto se repita. De hecho, y después de este partido, solamente le quedarían dos partidos como local en el Clausura 2016.

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