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Mira

12, abril 2016 - 14:41

┃ ESTO

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La lluvia que cayó a lo largo de casi todo el día en Madrid no frenó el ansía de remontada de cerca de 10.000 aficionados, que antes del encuentro ante el Wolfsburgo de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones, se congregó en los aledaños del estadio Santiago Bernabéu para animar a sus futbolistas.

Los jugadores del Real Madrid se encontraron a una masa de aficionados que acompañó a su autobús hasta la entrada del estadio. A las 19:00 horas, mucho antes del inicio del duelo, todos los hinchas rodearon el vehículo madridista para animar a sus ídolos, que necesitan dar la vuelta a un marcador de dos goles en contra del choque de ida.

La lluvia no quitó las ganas a una hinchada necesitada de victorias y de títulos que hace tiempo que no saborean. El último se le puede ir de las manos al Real Madrid y nadie quiere eso en el estadio Santiago Bernabéu. Por eso, al grito de “échale huevos”, las miles de personas que arroparon al autobús blanco intentaron insuflar ánimos a un grupo de jugadores que esperan seguir adelante en la competición.

Sin embargo, al contrario que en otros intentos de remontada fallidos de los últimos años, la masa de gente no fue la misma. Había bastantes menos. No acompañó el tiempo y tal vez el hartazgo de no conseguir darle la vuelta a una eliminatoria en las últimas intentonas.

Tampoco era un buen día para el madridismo, que perdió al defensa central del Real Madrid “yé yé”, Pedro de Felipe, que falleció hoy y creó una pequeña sensación de vacío habitual siempre que se va un jugador veterano de los que hizo historia. Por eso, el presidente Florentino Pérez, o personalidades blancas como Emilio Butragueño, José Antonio Camacho o Vicente Del Bosque, no dudaron en acudir al tanatorio para despedir a un gran futbolista.

Tal vez será un día perfecto para la remontada. Así lo pensaban algunos aficionados que se acercaron a arropar a sus futbolistas. Los elementos están en contra. La lluvia, que justo antes del inicio del partido desapareció como una señal de optimismo, la muerte de Pedro de Felipe y, sobre todo, los dos goles que tiene que remontar el Bernabéu.

Antes del pitido inicial, todo el público del Bernabéu dio su último apoyo. Miles de cartulinas blancas y moradas acabaron poblaron la grada del Bernabéu mientras los jugadores del Real Madrid y del Wolfsburgo saltaban al campo.

Los decibelios subieron, el agua dejó de caer y todo quedó listo para una remontada deseada por una afición desesperada por saborear algún éxito. El mensaje de la gran pancarta era claro: Milán. Una sola palabra. El lugar de la final. EFE