Con la tecnología de Google Traductor

Mira

26, abril 2016 - 0:00

┃ ESTO

Nota-Toros-Joselitojpg

POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

FOTO: CORTESÍA DE EMILIO MÉNDEZ

AGUASCALIENTES, Ags.- Se cumplió, para mala suerte, el fatal adagio: corrida de expectación, corrida de decepción. La ganadería de Los Encinos, el gran hierro triunfador de México, cayó estrepitosamente con el encierro que mandó a la Monumental para celebrar el día más importante de la feria y para el mano a mano esperado entre Julián López y Joselito Adame.

Es un hecho irrefutable: los toros no tienen palabra de honor, y pese a ser los más destacados en las notas, esta vez los toros dejaron caer a la divisa de Eduardo Martínez Urquidi.

Corrida descastada, deslucida, sin ganas de nada. La bravura y celo fue para el olvido. Tan escogida y tan deseada que concluyó en una fatal tarde.

Ni Julián ni Adame pudieron triunfar. Ambos hicieron el más grande de los esfuerzos, buscaron por todos lados triunfar, agradar, extraer muletazos, pero no consiguieron más que momentos, poquitos, de verdadero toreo.

Y para acabar de arreglar el cuadro, la lámina de los toros fue justa, justita, ya que incluso un toro del madrileño Julián fue protestado, por lo que el juez tuvo que contradecirse y regresarlo a los corrales. En su lugar salió un ejemplar de Montecristo, que pareció hermano del de Los Encinos: descastado por igual.

Focos rojos. El serial no despega como debería de ser. La causa: el ganado.

Se llenó la plaza de toros, a reventar. Tarde con viento al inicio, luego fue apacible.

Joselito está en el contento de todos, le aplauden hasta porque el viento le flamea la muleta, pero también responde el hidrocálido con su entrega y disposición, en su papel de figura.

A destacar: Adame brindó su primer toro a “Zotoluco”, quien se encontraba en barrera; detalle, distinción, humildad y reconocimiento tuvo Adame para el maestro que un día antes se despidió de este coso, cediendo simbólicamente la estafeta a Adame, quien hoy es el nuevo torero de México.

 

IMPOTENCIA

Julián estará todavía con el coraje de no haber podido brindar lo mejor de sí. Ante su primer  toro, poco potable, con nulas opciones para el torero, no tuvo de dónde echar mano. Estocada y le aplaudieron su esfuerzo.

Su segundo astado escribió la misma historia, por la misma tesitura: descastado, que no dio opción al torero y quien a pesar del esfuerzo no consiguió nada. Mal con la espada. Abucheos al toro. Silencio al toreo.

Se pudo más roja la cosa. Regresaron a su tercer toro, protestado por su escasa lámina; lo mejor ha sido la espectacular acción de los cabestros que salieron para llevarse el despreciado.

Salió el reserva de Montecristo, peor tantito. Nada que resaltar más que la impotencia del torero por no conseguir nada. Abucheos al toro.