Fernando Guerrero será el encargado de impartir justicia en la vuelta de la final de la Liga de Campeones de la Concacaf. El trabajo, complejo como muchos otros que ha tenido, requiere de la calidad y concentración que el silbante ha mostrado en su carrera.

El partido de esta noche en el estadio Azteca será la primera final internacional en la que participa el oriundo de la Ciudad de México como central, carrera que inició hace diez años en divisiones menores y que se cristalizó en el Ascenso MX, cuando su proceso lo llevó a pitar las finales del Bicentenario 2010 (entre Necaxa y León) y en el Apertura 2009 (en el Irapuato vs Necaxa).

Apenas el torneo anterior de la Liga MX, tuvo la oportunidad de pitar en la final entre los Pumas y los Tigres, para culminar con un torneo importante para él. Ya en la temporada 2013-14, Guerrero estuvo presente en la final entre el Cruz Azul y el Toluca, aunque como cuarto oficial, para auxiliar a Marco Antonio Rodríguez, quien fue el silbante principal en ese encuentro que definió la serie en favor de La Máquina.

Y aunque ha tenido algunos baches, como cualquier otro profesional, se ha levantado para seguir en el difícil camino del arbitraje. Desde los primeros pasos destacados en el Ascenso MX hasta conseguir su gafete internacional.

Apenas a principios de este 2016, Guerrero estuvo nominado por el reconocimiento al mejor árbitro de la Concacaf junto con el también mexicano Roberto García y el salvadoreño Joel Aguilar, entre otros, quien finalmente se llevó el reconocimiento.

En esta ocasión, la Concacaf le ha designado para ser el árbitro central en un partido que de entrada tiene al América con ventaja de dos goles en el global, pero que se espera intenso y con muchas llegadas en las áreas debido a la necesidad de unos Tigres que no quieren renunciar a la posibilidad de otro título y el boleto al Mundial de Clubes. Ahí estará Guerrero, atento y concentrado como se espera para que su labor sea como le han encargado.