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3, mayo 2016 - 22:52

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Nopta-Toros-El Pana

POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

Dos han sido las desgracias de “El Pana”: la lengua y el vicio de Rodolfo Rodríguez.

Siendo un torero que no se quedaba con las ideas atravesadas se echó un sinfín de enemigos encima en sus inicios, por lo que mil puertas se le cerraron en los mejores años de su juventud y carrera; el toro siempre tiene cuatro años, pero “El Pana” iba sumando arrugas.

Después, el maldito vicio del alcoholismo que por poco acaba con Rodolfo Rodríguez llevándose al traste al torero panadero.

“La peor desgracia de El Pana ha sido Rodolfo Rodríguez”, me dijo en una ocasión el diestro de Apizaco.

Y finalmente, cuando el ave fénix surgía de sus propias cenizas, el ocaso ya estaba en puerta lamentablemente.

La edad, que no perdona.

 

TORERO POR CONVICCIÓN

José Antonio González “Chilolín” tuvo la clara idea de reaparecer a “El Pana” en la Plaza México, en la Temporada Torista de 2007; sería la despedida del diestro de Apizaco, pero tras el glamoroso triunfo que obtuvo decidió continuar y cosechar lo que hasta ese momento estaba sembrando, porque ese año fue el renacimiento del gran torero, que para entonces ya rebasaba los 50 años.

Me preguntan cuál es la necesidad de que “El Pana” siga toreando a su 63. Les respondo: para saber eso habría que conocer su historia. Es una injusticia juzgar sus capacidades en el ruedo, porque “El Pana” es un torero por convicción. Pero además, está toreando porque hasta hace nueve años se le levantó el veto en todas las plazas y el hombre está haciendo lo que le gusta, que es torear, además, le están contratando y su presencia en los cosos, si bien ya no causa la misma expectativa, definitivamente sigue causando revuelo. No es un torero de faenas completas, pero con un solo trincherazo el boleto está pagado.

 

EL DESTINO LE ESPERABA EN LERDO

“El Pana” no sólo es un torero, sino un eslabón que une al toreo de la época de oro (sin haber estado ahí) con el toreo actual, se le conoce como el último romántico de la fiesta brava mexicana. En realidad, es más que un torero, es una deidad que fuma puro al partir plaza y come bolillo cuando da la vuelta al ruedo.

Más de una vez se salvó de percances serios. Recuerdo en la plaza de Vista Alegre, en Madrid, meses después de haber reaparecido en la Plaza México y toreado además en el carnaval de Autlán, cuando toreó con Morante de la Puebla; su llegada causó furor, y aunque la estrella era Morante, ese día los reflectores, todos, estaban dirigidos al tlaxcalteca. Ahí, cuando le vi lidiar esos toros enormes supuse que España sería una guerra para el torero, quien estaba decidido a hacer campaña por allá. Y vaya pedazo de mexicano que sorteó esa y otras tardes más en la Iberia y Francia. El destino ya le esperaba en Lerdo.

 

PARA MORIR NACÍ

Nadie sabe si seguiría activo de haber hecho una carrera continua, tal vez ya se hubiera retirado. No obstante, estamos seguros que este genio del toreo se morirá en un ruedo sin importar la edad. Es simple: nació torero y morirá torero.