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9, mayo 2016 - 19:03

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POR HÉCTOR REYES

Norma Enriqueta Basilio Sotelo es un icono del deporte mexicano, es recordada por haber sido la primera mujer en encender un pebetero olímpico, en señal de equidad de género, una carrera de 93 escalones que marcaron su vida.

Hoy en el Día de la Madres, Queta Basilio tiene a tres pilares de su existencia: Mario, Enriqueta y Oliver, el motivo que la hizo salir adelante, luego del accidente fatal de su esposo en Oaxaca.

No fue fácil sobreponerse, la añoranza templo el carácter y la unión familiar moldeó a la familia Álvarez Basilio. Enriqueta jugó voleibol y Oliver todavía formó parte del equipo de waterpolo que participó en los pasados Juegos Panamericanos de Toronto 2015.  Apoyada por sus innumerables amigas en Baja California y la ciudad de México, especialmente la mejor voleibolista mexicana de la historia Blanca García, Queta recuperó su vida social y empezó con el proyecto del recorrido del Fuego Simbólico por la Paz y el Deporte.

Queta hizo su reaparición pública en la reunión de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales celebrada en Cancún, fue diputada federal del 2000 al 2003 y  es miembro permanente del Comité Olímpico Mexicano.  No hace mucho tiempo Queta se definió con éstas palabras que hablan de su forma de ser, su buen humor, la chispa que demostró en el reciente homenaje que le tributó el Senado apenas hace unos días.

“Soy una persona como todos, con alegrías y tristezas. Tengo el gran apoyo de mi familia, empezando por mi madre, que me enseñó a ser mujer. Mis hijos son quienes me han inyectado fuerza, energía y valor para seguir adelante y nació mi primera nietecita, que es un gran motivo de alegría y felicidad en casa”. Ahora ya casi tiene cinco años.

Orgullo de Mexicali, Baja California, Queta es una mujer realizada, con algunos problemas de salud, pero con toda la entereza, sonríe a la vida y comparte la felicidad con flores y regalos. Prosigue.

“No olvido a mis amigos y compañeros que formamos una gran familia y de verdad son inolvidables. Una de mis grandes experiencias fue la oportunidad de practicar el deporte, en especial el atletismo. A través de los años he visto cómo ha crecido la importancia de ese 1968 y todo lo que han significado para todos los que participamos, la más grande responsabilidad y experiencia de representar a la juventud de México”.

Felicitó a todos sus compañeros y amigos que de alguna manera u otra tuvieron la oportunidad de contribuir al éxito de los Juegos que faltan menos de dos años para sus Bodas de Oro. A todas las madres que cifraron sus sueños a través del deporte. Ella entregó una rosa simbólica en este día tan especial, con su fe católica,  a todas sus amigas que son madres. ¡Felicidades Queta, madre de corazón olímpico!