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13, mayo 2016 - 22:17

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MADRID, España. (EFE).- El joven diestro peruano Andrés Roca Rey, que salió a hombros en la tarde de su confirmación de alternativa, y Alejandro Talavante, que también paseó una oreja de mucho peso, rindieron hoy la plaza de Las Ventas con un alarde de sereno y seco valor ante dos toros de genio violento.

EL VALOR, PARA TOREAR

Se fue la lluvia y volvió el público a llenar los tendidos en la primera cita de verdadero fuste de la feria, que esta vez respondió a la expectación gracias a la generosa entrega del veterano Alejandro Talavante y del debutante peruano Roca Rey, que vio como se le abría el umbral de la ansiada Puerta Grande madrileña el mismo día en que confirmaba su alternativa.

Ese despliegue de firmeza y de auténtica torería llegó justo en los dos últimos turnos, al final de una tarde que transcurría anodina y monótona, no tanto por la medida raza de los manejables toros como por la poca fibra que pusieron en la lidia sus matadores.

El mismo Roca Rey pasó sin gloria con el ejemplar de la ceremonia de su presentación como matador en Madrid, porque abundó más de la cuenta en unos alardes efectistas que no encajan en esta plaza sin el sustento previo del toreo fundamental.

Pero fue con el sexto, uno de los dos remiendos del conde de Mayalde que sustituyeron a los titulares rechazados en los corrales, ante el que el novel peruano sacó lo mejor de sí mismo y empleó su tan cantado valor para aplomarse en la arena y someter las descompuestas embestidas de su enemigo, que amenazó varias veces con echárselo a los lomos

Pero Roca Rey no sólo aguantó cada colada y cada cabezazo, sino que incluso le sacó buenos pases por bajo y, esta vez sí, se adornó con sentido con variedad en los remates y a toro ya sometido.

Y, como se volcó en la estocada, tirándose prácticamente a los pitones para asegurar el triunfo, en sus manos acabaron las dos orejas que, como sucedió en su presentación de novillero el pasado año, le abrieron la puerta hacia la calle de Alcalá.

 

Cuatro toros de Núñez del Cuvillo y dos de Conde de Mayalde (4º y 6º), muy desigualmente presentados. Los cuatro primeros, aun justos de fuerza y raza, resultaron más que manejables, mientras que resultaron complicados por su genio defensivo los dos últimos, que fueron además los de más volumen y trapío.

Sebastián Castella, de añil y oro: estocada (silencio tras aviso); cinco pinchazos y estocada trasera caída (silencio tras aviso).

Alejandro Talavante, de grana y oro: dos pinchazos y media estocada caída (silencio); estocada trasera (oreja).

Andrés Roca Rey, de verde hoja y oro, que confirmaba la alternativa: estocada desprendida atravesada (división al saludar, tras aviso); estocada (dos orejas). Salió a hombros.

Roca Rey confirmó la alternativa con el toro “Tortolito”, nº 186, negro y con 537 kilos de peso.

El Rey don Juan Carlos presenció la corrida desde la meseta de toriles, acompañado de su hija mayor, la Infanta Elena.

Octavo festejo del abono de San Isidro, con cartel de “no hay billetes” en las taquillas, en tarde apacible. (Fotos: AFP)

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