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17, mayo 2016 - 20:12

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POR MIGUEL ÁNGEL. GARCÍA

La mala fortuna dejó sin torear en Madrid al matador Octavio García “El Payo”, una suspensión del festejo definitiva debido a la lluvia que lo arruinó todo. Sería la suma de la temporada del diestro queretano en este que pudo ser su quinto San Isidro para dejarse ver y demostrar el toreo contundente que ha logrado y mejorado con el paso de los años. Y de igual forma para apuntalar su temporada larga en España, como ya se ha mencionado, teniendo por ahora un ramillete de media docena de festejos en mancuerna con sus apoderados en México Pablo Álvarez, Alberto Elvira- Eloy y Ángel Lillo, en la Iberia.

Octavio terminaba su participación en la feria de San Marcos, luego de aquella tarde en que se proclamó triunfador sin corona, al realizar una de las mejores faenas del serial a toros de San Isidro.

Asomaba la cita en Madrid, la suma de todos los miedos, a lo cual Octavio decía que Madrid es como un día nuevo, “es un examen final, de temporada en el que tú te vas midiendo y tú solito te vas acomodando según vas triunfando o no, sobre todo con esta campaña que también se me presenta”, apuntó el queretano.
Le preguntamos de aquella su última tarde en Madrid, ¿cuál será la dimensión actual de su toreo?

“Los toreros no necesariamente somos máquinas de estar bien, somos toreros. Imagínate si pones a pintar a un artista 300 cuadros iguales, pues no te salen igual”.

-¿Físicamente ya estás bien?

“No al cien porque la bacteria que tengo, desgraciadamente, no tiene un medicamento que la erradique por completo; la mayor efectividad es de un 80 por ciento, pero para estos compromisos me siento fuerte, me siento bien. Ya tendré tiempo para recuperarme”.
-Estamos esperando a que el “Payo” se posicione como una figura del toreo, ¿lo ves lejos o cerca?

“¿Qué es ser figura del toreo? Ahora está muy mal apreciado ese término; se lo pone cualquiera ya. Yo, sin menospreciar a ninguno que lo es, creo ese término te lo tiene que poner la gente. Ser figura del torero es figurar en los carteles y toda mi vida he figurado en los carteles más importantes dentro de mi carrera. Figurones del toreo hay cinco o cuatro en el mundo y para llegar a esas cuotas hay que hacer muchísimas cosas y es un milagro”.

Y abunda: “Siempre me siento un torero importante, me siento un torero del que tienen que contar con él en todos lados; la gente me lo hace sentir así. La frase ‘figura del toreo’ se da con los años, con el poso, con el cariño de la gente, que poco a poco la gente te vaya poniendo ese sello”.
-¿Es una etiqueta más de moda?

“Ser figura del toreo es de mucho poso, no sólo de una temporada buena, no sólo de un par de años buenos. Es un torero que tira el carro durante muchos años, que se va consolidando y haciendo un nombre feria tras feria, años tras año”.
-¿Cuál es tu meta?
“Quiero que me recuerden por mi manera de torear, no por una posición en el torero. Me gustaría que se hablara de mi diciendo: qué bien torea ese cabrón; eso me gustaría que dijeran”.
-La palabra figura no es algo que te preocupa en cierta medida, cuando se está en el gusto de la gente y dejando en la retina lo que haces tarde a tarde.

“Sí. Es que te digo: toda mi vida he figurado en los carteles y en las mejores temporadas y en las mejores ferias. Este es mi quinto San Isidro. Esto habla de una carrera importante, pero eso no es lo que a mí me quita el sueño. Me quita el sueño torear bien, torear cada vez mejor, torear cada vez más profundo y crecer como torero; eso es lo que me llena, lo que me ilusiona”.
-¿En qué momento cambia esa pieza en la cabeza para que un torero decida irse a otra dimensión?

“Porque creo que sentí cosas en estos tres años que me han hecho ver que este es el camino, sobre todo buscarlo; sé que es mucho más lenta la cocción, pero sé que cuando se llegue, llegaré mucho más fuerte al público”, concluyó.