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20, mayo 2016 - 20:46

┃ ESTO

kalisto

A las 15:20 horas comenzó Kalisto un recorrido por distintos puntos de la Ciudad de México, acompañado por más de 40 fans que hicieron realidad su sueño, el de estar cerca de la superestrella de la WWE.

La temperatura marcaba 28 grados a esas horas y el enmascarado subió a la parte alta del turibús que lo llevaría en el recorrido, listo para soportar el caluroso clima por las siguientes tres horas, tiempo pactado para realizar el trayecto.

El grito de guerra de “Lucha Dragons” -Lucha, lucha, lucha- dio la bienvenida al flamante campeón de los Estsdos Unidos, que enseguida escuchó una porra, suficiente motivación para enfrentar el clima, así enmascarado, y el ya conocido e intenso tráfico de la ciudad.

Del Auditorio Nacional salió el vehículo para la avenida Reforma hasta llegar al Ángel de la Independencia. Algunos seguidores aprovecharon, uno por uno, para sentarse junto a Kalisto, platicar con él, abrazarlo e inmortalizar su momento.

Máscaras, fotografías, réplicas del campeonato y playeras llevaban para que el nacido en Chicago imprimiera su rúbrica en los objetos de afortunados ganadores de algunas dinámicas en redes sociales y otros que pagaron mil 900 pesos para disfrutar la experiencia.

“Estar con ellos me motiva más. Ahorita estoy lastimado, pero me motivan para seguir siendo campeón de los Estados Unidos, que para mí es un símbolo para seguir luchando por tus sueños, a todos los que vienen les digo que no dejen de luchar”, expresó.

Luego de una pequeña escala en Bellas Artes, el siguiente punto fue el Zócalo, donde el luchador fue reconocido por aficionados que le gritaban, uno de ellos un niño que llamó su atención, intercambiaron palabras y al que le obsequió una playera.

Ese sitio fue de los más atractivos para el luchador, pues recordó cuando vivió en México, ya que lo hizo justamente en esa zona del centro histórico. Se emocionó al ver la Catedral y la bandera “de mi México”.

Tras dos horas de camino, el cansancio y calor parecían afectar el ánimo de la gente, nada que un refresco o snack alivianara en el Monumento a la Revolución, para seguir con la última hora de camino en la ciudad, rumbo a la zona de Polanco.

Los aficionados seguían, uno a uno, atesorando minutos con Kalisto, atento con cada uno de ellos hasta el final, feliz de estar en “mi México lindo, mi tierra, orgulloso de estar aquí”. De los más de 25 grados -en ese momento- y él enmascarado tres horas seguidas ni se inmutó, “se acostumbra uno, trato de no pensarlo”.