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Mira

28, mayo 2016 - 22:49

┃ Fernando Schwartz

azteca70

POR FERNANDO SCHWARTZ

Soy el coloso de Santa Úrsula. Nací el 29 de mayo de 1966 y hoy estoy feliz de llegar a los cincuenta años de vida. Cuando mi padre Emilio Azcárraga Milmo encargó mi nacimiento en terrenos baldíos de Santa Úrsula, nunca pensé que a mi edad pudiera contar tantas cosas que he vivido en mi interior. Mucho es lo que he visto pasar sobre mi césped, en mis vestidores, en mis rampas, en mis accesos, en mi explanada, y como no les quiero aburrir, contaré algunos que para mí son significativos. Cuando me estremecí por vez primera fue aquel 29 de mayo de 50 años atrás, cuando Arlindo anotó el primer gol en mi territorio en un empate a dos goles frente al equipo de Torino. De ahí comenzó a forjarse una historia en la que he tenido como equipos locales al América, Atlante, Necaxa, Cruz Azul y Atlético Español. Alguna vez por problemas en Ciudad Universitaria fui la sede de la final de Pumas frente a Leones Negros y sobra es decir que soy la casa de la Selección Nacional, de nuestro querido Tricolor.

He sido testigo de grandes conciertos, desde la presentación de un Michael Jackson que marcó un comienzo, así como la despedida de Vicente Fernández. Quedé un poco desgastado con el espectáculo del moto cross, como en las visitas del futbol americano de NFL que ahora volverá con Raiders y Texas en breve. Tengo la marca de asistencia en una pelea de boxeo inolvidable como fue la de Julio César Chávez frente a Greg Haugen. Tampoco puedo olvidarme de aquella misa de Juan Pablo II, de la despedida del Gran “Chavo del ocho”, las noches del Teletón, y caray, platicar 50 años en tan corto espacio es complicado.

Las grandes figuras del balompié me han visitado. Me faltan algunos, pero no puedo quejarme. Desde aquel primer gol de un mexicano que anotó Roberto Martínez con Necaxa vs. Irapuato fue el preámbulo de grandes tardes y noches de los goleadores nacionales, así con la presencia de figuras del extranjero que han dejado su huella sobre mi césped. He sido escenario de grandes hazañas deportivas, de partidos que me mantuvieron en vilo, y sobre todo, esos días con 110 mil espectadores llenando mi casa a tope han sido inolvidables. Puedo presumir que soy el único estadio en el mundo que he tenido dos finales de la Copa, como la Jules Rimet en el 70 con la magia de Pelé y Brasil. Como la de México 86 con Maradona y Argentina. Vibro cada vez que recuerdo el cabezazo de Pelé, el gol de la Mano de Dios, como la burla a todo un equipo inglés de Maradona y el golazo de Manolo Negrete con esa chilena espectacular. El gol de media cancha de Carlos Reinoso vs. Atlético Español, la Copa Interamericana vs. Boca Juniors y por supuesto la primera definición en la creación de la liguilla cuando con dos goles de López Salgado América venció al Toluca. Los vuelos de “Superman” Miguel Marín, los inverosímiles goles de Enrique Borja, las grandes ediciones de liguilla con el tricampeonato de Cruz Azul, la entrega del Atlético de Español, el equipo del pueblo Atlante y el primer gol del grandioso Hugo Sánchez en primera división a Castrejón en un América vs. Pumas.

Noches de lluvia que me dejaron maltratado pero sonriente. Los clásicos Chivas vs. América y aquella tremenda bronca que tuvieron. Los sufrimientos de los árbitros en esos momentos como Edgardo Codesal, Antonio R. Márquez. La visita de personalidades del mundo que siempre me quisieron conocer y hoy a mis 50 años entrando a una cirugía necesaria, para ser más funcional, más bello y estar a la altura de la modernidad. Hoy cumplo 50 años y sólo puedo agradecer a la vida que me hayan creado. Soy y seguiré siendo el coloso de Santa Úrsula. Seguiré siendo el estadio Azteca, la casa del futbol. Seguiré viviendo más hazañas que ustedes disfrutarán y hoy me conformo con escuchar el rugido de la tribuna para festejarlo por lo grande.