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20, junio 2016 - 22:01

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POR GUILLERMO MARTÍNEZ G.

Ha sorprendido a propios y extraños.

Y es que con apenas dos años de entrenar el maratón, Ricardo Ramos obtuvo pase olímpico para Río 2016.

En sus inicios, la prueba de los 42.195 kilómetros se le hacía eterna.

Pero el hidalguense fue escalando peldaños en cada competencia en que comenzó a participar.

Serio, sin apoyos y con mucho corazón, se fue entregando al deporte. A correr y correr solo para tener buena salud.

Entonces Ramos Vargas inició su compromiso de llegar a unos Olímpicos.

Aunque nadie creía en él, se aferró a soñar, a creer en él mismo, y en su familia que es la única que sabía que lo lograría.

“Se me cerraron muchas puertas. Iba y venía pidiendo apoyos para mi preparación. Solo deseaba competir a nivel internacional y representar a México, a mi estado”.

Empeñado en luchar por algo y ser un ejemplo, se enlistó a las Fuerzas Armadas del Ejército Mexicano donde lleva más de seis años.

Su ilusión de cargar en el hombro la bandera lo emocionó.

Fue cumpliendo con su concentración al mando de sus superiores.

Fue comisionado a tareas duras, pero siempre fiel a su cargo de soldado de educación física y deporte.

“Entonces nos dijeron que quién practicaba algún deporte. Les dije que yo y que estaba dando buenos resultados. Que apenas llevaba dos años en el alto rendimiento y que deseaba que me ayudaran a llegar a Alemania para competir en el maratón. Confiaron en mí y me apoyaron con todo”.

Así, Ricardo llegó a Dusseldorf, quedó en séptimo lugar en la competencia con un tiempo de 2:14’56’’.

“Sólo a cuatro segundos de la marca que requerían para los Juegos de 2:15’. Fue una emoción muy grande que me llegaron muchas cosas a la mente. Desde que me cerraron puertas, hasta que mis superiores me dieron el visto bueno para ser el representante del Ejército. No les fallé y ahora quiero seguir creciendo más”.

Gracias a la confianza de su familia, Ramos Vargas ya no solamente trota, sino que recorre las distancias pensando en la justa veraniega.

“Cuando era obrero no me daban facilidades para entrenar. En SEDENA tuve buenos entrenadores. Así me introduje en lo que es un atleta elite, y orgulloso de estar en lo  máximo del deporte mundial que son los olímpicos. Ojalá pueda acercar  a México en los primeros lugares y si está en mis posibilidades lograr la medalla, no dudaré en lograrlo”.