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Mira

23, julio 2016 - 17:00

┃ Miguel Ángel Mujica

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FOTO: ÉRIK ESTRELLA Y
Los Clásicos son demasiado raros como para ser predecibles.
Pero el Cruz Azul-Pumas de ayer pintó desde un inicio que acabaría en paridad, al final 0-0.
El choque de titanes jamás cambió de ritmo, careció de emociones y ambos decidieron que el empate era lo mejor para sus intereses.
Lo más rescatable fue el par de atajadas que regaló Alejandro Palacios. “Pikolín” fue el gran aguafiestas celeste.
Igualdad que seguramente ambos olvidarán de inmediato.
EL JUEGO
Si de por si en el futbol las fallas frente al marco son castigadas con el repudio de la gente, el concierto de errores en la delantera del Cruz Azul fue enorme.
La delantera cementera abusó de la tontería. Ocasiones claras, incluso frente a Palacios y todas terminaron en la grada.
Benítez arrancó el recital. El “·Conejo” hizo lo imposible. Se quitó a Fuentes, bailó a Castro y recortó a Verón, el beso del balón con la red hubiese sido una firma perfecta para la obra de arte que entregó… Un punterazo desalentador dejó todo en suspiros.
Guerrón continuó. El 8 quedó solito, ni su sombra lo acompañó, pero ni así acertó.
Joffre se quiso sacar la espinita de inmediato. En una contra perfecta, Vázquez dejó solito al “Dinamita”. La mecha terminó y cuando explotó el esférico terminó en la última fila del estadio. ¡Qué pena!
De Pumas poco y nada. Los felinos decidieron olvidarse del futbol que por momentos mostraron en Ciudad Universitaria ante el Guadalajara. Universidad aceptó el reto de romper cuantas pelotas pasaran por su área. El protagonista fue Darío Verón. El “Hechicero” embrujó su última zona y Cruz Azul no volvió a llegar en el primer lapso.
El único felino que se atrevió a probar a portería fue Cortés. Javier disparó por encima de la cabaña de un Corona que lució como espectador.
García Orozco se apiadó de los presentes. El silbato del nazareno mandó a ambos al descanso.
El “Jefe” arriesgó para el complemento. La gente se levantó de su asiento. El nuevo consentido fue a la cancha. Cristaldo pesó unos minutos y después cayó en el dormilón ritmo del choque.
Palencia respondió con Gallardo. El canterano pasó de noche.
El único animado fue el 27 de los locales. Benítez demostró por qué es la figura cementera. El “Conejo” supo que estaba solo. Decidido, brincó sobre Castro, contactó el balón, pero “Pikolín” apareció. Gigantesco el meta. Con reflejos felinos evitó el peligro.
La revancha no tardó en llegar. Benítez raspó el esférico, Palacios se estiró cuan largo es, “Pikolín” fue un muro, no dejó pasar ni el aire.
A grito de gol gana, la promesa de emociones se quedó en eso, un juramento que jamás se cumplió.
No hubo más en el coloso de la Colonia Noche Buena, aburrido empate en un duelo de “Grandes”… Decepciones.